INVESTIGADORES
PLOPER Leonardo Daniel
capítulos de libros
Título:
El valor de pensar hacia delante - Aportes de la EEAOC al desarrollo agroproductivo tucumano
Autor/es:
PLOPER, L.D.
Libro:
Antología Cultural 1916-2016.
Editorial:
Archivo Histórico de la Provincia de Tucumán
Referencias:
Lugar: S. M. de Tucumán; Año: 2016; p. 1031 - 1043
Resumen:
La historia del desarrollo agroproductivo de Tucumán está indisolublemente ligada a la de su industria azucarera. Con sus altos y bajos, en cuanto fuente de riqueza, de satisfacción y a la vez de dificultades y penurias ?económicas, sociales y políticas- puede afirmarse que el azúcar ha sido, directa e indirectamente, no solo la principal fuerza motriz de su economía, sino el signo fundante de su identidad sociocultural. No porque haya sido siempre la única fuente de sus recursos, tal como se dijera más de una vez a favor o en contra de sus intereses provinciales (sobre todo en contra), sino porque ha sido la primera y por la enorme influencia de sus particulares características agroindustriales. Si a 200 años de la declaración de la independencia podemos contar en la provincia con otras importantes actividades productivas vinculadas con sus recursos agrícolas, como lo es, entre otras, la industria citrícola, no solo no podemos ignorar el carácter impulsor originario del azúcar, sino tampoco que, entre las consecuencias directas de sus avatares ya centenarios, encontramos la creación de la Estación Experimental Agrícola de Tucumán (en adelante EEAT, hoy agrícola e industrial). Inaugurada formalmente en 1909, la EEAT fue la principal responsable tanto de la lograda defensa sanitaria y tecnológica del cultivo de la caña de azúcar y de muchas de las mejoras de su explotación fabril, como de gran parte de la diversificación de la producción tucumana obtenida de la tierra. En cuanto protagonista directa, la hoy Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (en adelante la EEAOC), que ha compartido los últimos 107 años de la historia de Tucumán, se ha constituido en uno de los testigos principales del desarrollo productivo de la provincia en particular, y del noroeste argentino (NOA) en muchos aspectos vinculantes. La producción alimentaria de gran escala, necesaria dadas las características de las sociedades contemporáneas, constituye una actividad económica esencial que, en cuanto tal, requiere de la mayor eficiencia posible de la relación costo-beneficio. Y si bien es cierto que esa ecuación es ?con justicia y razonabilidad práctica- mensurable especialmente en términos monetarios, hoy sabemos que por tratarse de una actividad obligada a interactuar con las fuerzas, las propiedades y los servicios de la naturaleza, ninguno de sus efectos pueden ser medidos exclusivamente con esa vara. El costo ambiental inevitable de las actividades humanas ha hecho evidente en nuestros días la superación de sus límites aceptables. La degradación de los suelos, la contaminación atmosférica y del agua y el sobrecalentamiento global consecuente, ponen a la humanidad frente a un nuevo paradigma que obliga a repensar sus prácticas y procedimientos. La agronomía es quizá la más emblemática representante del valor de la anticipación entre las actividades humanas. Ninguna cosecha resulta productiva si hacemos las cosas mal. Eso ha obligado al hombre a conocer los ciclos de la naturaleza, a calcular su práctica de acuerdo a la evolución de sus resultados y a corregirlos, adecuando o modificando la conducta de los vegetales cultivables para perfeccionar la obtención de los beneficios de la tierra. La evolución de las ciencias agrarias ha consistido en mejorar sus posibilidades de cálculo, achicando la incidencia posible de la mera suerte. Y es mucho lo que hemos logrado avanzar en esa materia. Conscientes de ese creciente riesgo ambiental, que hoy amenaza la sustentabilidad de nuestra supervivencia como especie, las instituciones responsables de la generación de conocimientos y de tecnología están obligadas a dar al respecto respuestas más eficientes.La incorporación en la EEAOC de nuevos equipos de profesionales, nuevas instalaciones y laboratorios adscriptos a nuevos programas, como los de Biotecnología y Bioenergía, la integración más estrecha y dinámica de sus recursos humanos y técnicos tradicionales y su reorientación de acuerdo al dictado del nuevo paradigma, han ido transformando la estructura y el funcionamiento de la institución para ponerla en condiciones de servir a las exigencias estratégicas. Tal como los hechos del pasado en gran medida lo reflejan, la historia de la evolución de las posibilidades agroproductivas de Tucumán no ha sido otra cosa, después de todo, que la concreción de lo que hemos sabido pensar antes de que ocurrieran.