Evaluación de fungicidas para el control delas enfermedades de fin de ciclo de la soja en Tucumán, Argentina

PLOPER, L. D.; GALVEZ, M.R.; GONZALEZ, V.; JALDO, H.; DEVANI, M.R.

Revista Industrial y Agrícola de Tucumán

EEAOC

Lugar: Tucumán; Año: 2000 vol. 77 p. 59 - 69

0370-5404

Se evaluaron diferentes fungicidas y número de aplicaciones para el control de las enfermedades de la soja (Glycine max (L.) Merr.) que se manifiestan en los últimos estadíos reproductivos. Estas enfermedades son mancha marrón (Septoria glycines Hemmi), mancha en ojo de rana (Cercospora sojina Hara), tizón y mancha foliar por Cercospora y mancha púrpura de la semilla (Cercospora kikuchii (T. Matsu. & Tomoyasu) Gardner), antracnosis (Colletotrichum truncatum (Schw.) Andrus & W.D. Moore), tizón de la vaina y del tallo (Diaporthe phaseolorum (Cke. & Ell.) Sacc. var. sojae (Lehman) Wehm.) y podredumbre de la semilla (Phomopsis spp.), entre otras. Los estudios se efectuaron bajo condiciones de campo durante dos campañas agrícolas (1998/99 y 1999/2000), utilizando el cultivar Shulka, de crecimiento determinado y grupo de maduración VIII. En 1998/99 se evaluaron 4 fungicidas (azoxistrobina, benomil, carbendazim y metil tiofanato), a los que se sumó en 1999/2000 un fungicida que contiene una mezcla de difenoconazol y propiconazol. Todos los fungicidas fueron evaluados en aplicación única (en el estado R6) y en aplicación doble (R3 y R5). Se evaluaron las siguientes variables: nivel de colonización fúngica en los tallos a finales de R7 (sobre la base de una escala de 1 a 5), persistencia del follaje a mediados de R7, niveles de infección de patógenos en las paredes carpelares de las vainas y en las semillas, peso de 100 semillas, y rendimiento. Las dos campañas consideradas tuvieron registros de precipitaciones superiores a los promedios, lo que a su vez contribuyó a un mayor desarrollo epidémico de las mencionadas enfermedades, especialmente en la campaña 1999/2000. Las parcelas tratadas mostraron, en general, tallos con menores niveles de fructificaciones de patógenos y una mayor persistencia del follaje, aunque pocos tratamientos lograron diferenciarse estadísticamente del testigo no tratado. La caída prematura de las hojas estuvo asociada a elevados niveles de infección del complejo fúngico de fin de ciclo. Los tratamientos que incluyeron carbendazim en dos aplicaciones y azoxistrobina en una aplicación fueron los que mostraron mayor persistencia del follaje. En la campaña 1998/99 ningún tratamiento que incluyó fungicida mostró rendimientos superiores ni incrementos en peso de semilla en relación con el testigo no tratado, mientras que en la campaña 1999/2000 se observaron diferencias significativas entre el testigo y varios tratamientos con fungicidas, tanto para rendimiento como para peso de semilla. Los mayores aumentos de rendimiento con relación al testigo no tratado se alcanzaron con azoxistrobina en una aplicación (39,3%) y carbendazim en dos aplicaciones (32,4%). Los tratamientos con mayor peso de semilla fueron azoxistrobina, tanto en una como en dos aplicaciones, metil tiofanato en una aplicación, difenoconazol + propiconazol en una aplicación, y carbendazim en dos aplicaciones. En 1999/2000 se registraron mayores niveles de infección fúngica en paredes carpelares y en semilla. Los menores porcentajes de Diaporthe/Phomopsis, Fusarium spp., y hongos totales en semilla se lograron con la aplicación en R6 de azoxistrobina, aunque la gran mayoría de los tratamientos con fungicidas mostraron menores niveles de todos los patógenos considerados en relación con el testigo no tratado. Estos ensayos permitieron establecer que, cuando se presentan condiciones apropiadas (disponibilidad de inóculo, cultivar susceptible y un ambiente favorable), las enfermedades de fin de ciclo reducen los rendimientos y la calidad de la semilla de soja, y que los fungicidas foliares pueden ser incorporados al manejo de las enfermedades cuando esas condiciones están presentes.