Narración frente a información: una oposición revisitada. Sobre Los enamoramientos de Javier Marías

MARCELO TOPUZIAN

Congreso; III Congreso Internacional LITERATURA Y CULTURA ESPAÑOLAS CONTEMPORÁNEAS DIÁLOGOS TRANSATLÁNTICOS: PUNTOS DE ENCUENTRO; 2014

FAHCE, UNLP - CTCL, IDIHCS

Desde que Walter Benjamin la formuló en su trabajo sobre Leskov, la contraposición entre narración e información ha tendido a servir, quizás impropiamente, como herramienta de legitimación teórica de una concepción diferencial de la experiencia literaria -que, sin embargo, excluiría, al menos en principio, la novela, aunque quizás solo en su variedad específicamente decimonónica. En su última novela, Javier Marías vuelve sobre esa oposición para edificar una ambigua defensa de los vínculos privilegiados que la literatura tendría con la experiencia, a diferencia de la prensa y los medios masivos de comunicación. Si, para evaluar este propósito, se tiene además en cuenta la actitud hacia la obra de Marías que se desprende explícitamente de trabajos críticos recientes como Afterpop de Eloy Fernández Porta, es posible entrever los límites y alcances actuales de aquella contraposición fundante. Fernández Porta cuestionaba, en lo que denomina literatura pop -de la que la obra de Marías sería ejemplo-, la postulación de un punto de vista estable y uniforme desde el cual sería posible juzgar como conjunto el sistema de las producciones culturales de masas; a esto le contrapone la actitud afterpop, ambigua e inestable, en la que no se puede postular ya un punto de vista radicalmente externo a aquél, aunque a la vez es posible, de todos modos, pensar nuevas modalidades para el ejercicio de la crítica. Los enamoramientos explora, entonces, las condiciones bajo las cuales la literatura sería capaz de sobrevivir en un mercado literario y cultural transformado, sin obligarse a aceptar, sin embargo, las conclusiones de Fernández Porta. Un efecto central de esta exploración y de esta sobrevida sería la delimitación y el privilegio de un modo específicamente literario de experiencia, fundamentalmente narrativo y novelesco, y el establecimiento de una separación reconocible, pero ya solo con dificultad legitimable con los medios y herramientas teórico-institucionales hoy disponibles, respecto de otras maneras de dar cuenta de la realidad, como los géneros periodísticos. Por otro lado, dicha exploración obliga también al crítico a interrogar sus propias operaciones interpretativas, particularmente aquellas que solo pueden surgir de una lectura atenta y concentrada sobre sí del texto de la novela; no se trata, por tanto, y en contraposición, de elevar a la 'dignidad literaria' y convertir, por esto, también en objeto de atención privilegiada y concentrada la crónica periodística o las columnas, sino más bien de interrogarse sobre aquello que supone en última instancia, en relación con el trabajo de los investigadores literarios académicos, el abandono de las operaciones de lectura detenida alrededor del libro y la obra.