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En los últimos años, la historiografía argentina ha producido vastos estudios y debates sobre la influencia y el desarrollo en Argentina de la eugenesia. Incluida en el horizonte científico de fines del siglo XIX por Francis Galton, tuvo como objetivo el perfeccionamiento de la raza a través de estrategias que favorecían la procreación de los sujetos considerados valiosos o mejores. Las posturas predominantes difieren en la evaluación del grado de intensidad que tuvo la impronta eugénica y su valoración local. Por un lado, encontramos las investigaciones que se centran en el estudio de las instituciones, las ideas y las legislaciones. Desde este posicionamiento, promueven un análisis de la eugenesia remarcando sus adjetivaciones autoritarias y su vocación por el control social. Por otro lado, los estudios que parten de la idea de que las instituciones y la puesta en práctica de los armazones legislativos se sustentaron en una eugenesia positiva. Así pues, matizan los aspectos autoritarios y remarcan las estrategias de inclusión social. Si bien la teoría eugénica fue apropiada por diversos sectores ideológicos a partir de los años veinte, la mayoría de los estudios que participan del debate se centran en el análisis de los discursos médicos y jurídicos hegemónicos. Por ello, la posibilidad de incluir en el debate otros discursos que provienen de posturas alternativas, contrahegemónicas, nos permite ampliar la visión del desarrollo de la eugenesia en el país, matizar sus alcances, ver sus múltiples adaptaciones y sus diversos fines. En el presente trabajo, analizaremos las ideas eugénicas de un discurso alternativo: el procedente de las expresiones anarquistas en Argentina. Nos centraremos en el discurso de dos médicos oriundos de Santa Fe y Santiago del Estero. A diferencia de las ideas hegemónicas de la época, ellos defendieron el control de la natalidad, la maternidad consciente y voluntaria, la educación y la libertad sexual de las mujeres

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