La penalización del puro pensamiento como problema historiográfico

ALEJANDRO MORIN

Tucumán

Jornada; XI JORNADAS INTERESCUELAS/DEPARTAMENTOS DE HISTORIA; 2007

Universidad Nacional de Tucumán

La medievística reciente nos obliga a repensar el vocabulario ligado a la creencia medieval. El sentido que opera en el Medioevo dista de la concepción contemporánea definida fundamen­talmente en la adhesión de un creyente individual a un cuerpo de enunciados doctrina­rios. En contraposición, se destaca el carácter de praxis de la creencia medieval, constituyente de relacio­nes sociales. Las caracterizaciones medievales de la creencia errónea, particularmente la herejía, se plantean en términos similares, como en la tradicional definición de Grossatesta que reclama la manifestación de la herejía en determinados actos exteriores. Ahora bien, esta definición teológica puede contradecirse con una definición jurídica que supone la comisión del crimen de herejía por puro movimiento de la voluntad (Glosa ordinaria al Decreto de Graciano) y que permite imaginar la figura del “hereje mental”. El armado argumentativo en torno de la herejía como “sola cogitatio” representa un interesante escenario para el estudio de la configuración de la justicia bajomedieval, la cual experimenta la contradicción entre unos principios que excluyen al simple pensamiento de la acción penal (“Ecclesia de occultis non iudicat”) y una práctica que tenderá, en cambio, a la proliferación de excepciones a dicho principio y al entrecruzamiento de los fueros.