"El palpitar de las nacientes alas o sobre la poesía de Jacobo Regen”.

DENISE LEÓN

Revista Alba de América

Instituto Literario y Cultural Hispánico

Lugar: California; Año: 2006

     Un poema es un extraño modo de usar el lenguaje. No se define por sus temas, ni por su orden, sino por cierta complicidad del lector o ciertos sobreentendidos que hacen posible la ilusión de un intercambio o un entendimiento. No se trata de un pacto o de una convivencia pacífica entre el poema y su lector, sino más bien de una persecución imprecisa del sentido, de una tensión con lo no dicho y de la construcción de una comprensión que resulta siempre un fenómeno inestable.      Los poemas de Jacobo Regen son pequeños. Se abarcan de una vez. Acontecen en un breve abrir y cerrar de ojos. Ese relampagueo guarda sin embargo una cualidad punzante, dolorosa. “Despojada de todo énfasis, la voz penetra apenas en el silencio” (Raúl Gustavo Aguirre, 1992:166) : cada poema es el nudo mínimo de un tejido más amplio, un punto perdido en un universo amenazado por la presencia siempre cercana de la muerte vasta, clavada en el corazón, y de una “intemperie profunda” donde el sujeto lírico se encuentra a la deriva de sí mismo.      El sujeto poético de Regen enuncia el mundo “serenamente” y su voz instala una realidad de fronteras inciertas donde el hilo delgado que separa al sujeto de eso que llamamos “el mundo” se adelgaza hasta desaparecer. El sujeto es el mundo. La mirada en  los poemas de Regen parece apenas rozar los objetos, como si se detuviera más en fijar evanescentes impresiones y estados del alma, pensamientos sutiles, unas pocas palabras para implicarnos en un paisaje que más bien pertenece a una geografía personal.[