INVESTIGADORES
CAIRO Maria Emilia
congresos y reuniones científicas
Título:
In ludo gladiatorio: observaciones sobre un tópico en los discursos de Cicerón
Autor/es:
MARÍA EMILIA CAIRO
Lugar:
La Plata
Reunión:
Jornada; XI Jornadas de Estudios Clásicos y Medievales Dialogos Culturales ''Juego e imaginación en la Antigüedad y en la Edad Media''; 2023
Institución organizadora:
Centro de Estudios Latinos - IdIHCS - FaHCE - UNLP
Resumen:
Los combates de gladiadores son, sin duda alguna, una de las prácticas culturales más características de la Roma antigua. Si bien en el imaginario colectivo se asocian al escenario imperial del Coliseo y a las matanzas de los primeros cristianos, cabe recordar que su origen se remonta a la era republicana: se ubica en el año 264 a. C., en el funeral de Junius Pera, el primer registro de enfrentamiento entre gladiadores en Roma (Ville 1981: 8 y 42, Dunkle 2014: 386). Los munera gladiatoria comenzaron a vincularse con los distintos ludi del calendario religioso; el agón de origen religioso, ofrenda a los dioses y a los muertos en un contexto ritual, se fue convirtiendo en una práctica desacralizada y pasó a ser un spectaculum para el entretenimiento de un público. A fines de la República, estos combates desempeñaban también una función política, ya que constituían una herramienta para aumentar la popularidad del magistrado que los organizaba y atraer potenciales votantes. Los gladiadores eran ejemplos de virtudes como la valentía, la fuerza física, la resistencia, la virilidad, el hambre de gloria. El éxito en el combate les confería celebridad, como puede apreciarse a través de inscripciones, representaciones en mosaicos y menciones en textos literarios (Futrell 2006: 135-136). Sin embargo, en algunos textos Cicerón emplea la palabra gladiator en términos negativos. En el marco de una investigación más amplia sobre los recursos retóricos que despliega Cicerón para atacar a sus rivales, en este trabajo nos interesa observar que en los discursos contra tres de sus más conspicuos oponentes – Catilina, Clodio y Marco Antonio –, Cicerón elige una y otra vez describirlos como “gladiadores”. Examinaremos de qué modo esta designación se formula peyorativamente y qué fines persigue de acuerdo con el contexto en que se emplea.