INVESTIGADORES
BLACHA Luis Ernesto
libros
Título:
Burocracia, tecnología y agro en espacios marginales
Autor/es:
RUFFINI, MARTHA ESTHER Y BLACHA, LUIS ERNESTO
Editorial:
Prohistoria
Referencias:
Lugar: Rosario; Año: 2011 p. 220
ISSN:
978-987-1304-98-1
Resumen:
Presentación La memoria histórica asoció estrechamente el mundo rural al paradigma positivista del progreso vigente en el siglo XIX y al crecimiento económico agrario, más allá de sus desigualdades regionales, pero soslayó -de algún modo- los alcances de ese progreso, que en el caso argentino benefició en forma preponderante a la región pampeana y al eje metropolitano asociado al puerto, pero mantuvo en situación de marginalidad a las regiones imposibilitadas de articularse -por producción e infraestructura- con el modelo agroexportador. Los actores fundamentales de la estructura agraria argentina, sus intereses, las corporaciones que los representan y la política estatal para el agro constituyen vectores fundamentales a la hora de ponderar nuestra historia pasada y reciente, en la que el campo adquirió un renovado protagonismo en la vida política argentina a través de la crisis desatada en el año 2008. El libro que presentamos está escrito con la mirada enfocada en dos dimensiones: el pasado y el presente. La propuesta de los artículos que integran esta compilación es abordar la complejidad y heterogeneidad del mundo rural con enfoques metodológicos actualizados, desde perspectivas teóricas diferentes y a través de estudios de caso. Las conclusiones a las cuales llegan los autores permiten brindar respuestas y ofrecer interpretaciones a problemáticas agrarias cuya continuidad resulta visible a lo largo del tiempo, como ocurre con la marginalidad regional.Nos introducen así en los desafíos provocados por los avances tecnológicos, los cambios productivos y las transformaciones en el campo educativo. Los resultados de las investigaciones que aquí presentamos son producto de las interpretaciones de un reconocido grupo de especialistas y de jóvenes investigadores, quienes desde diversas disciplinas analizan las cuestiones más relevantes vinculadas con la burocracia, la tecnología y la estructura agraria argentina de los siglos XX y XXI. Constituye un abordaje desde las ciencias sociales que demuestra rigurosidad científica al rescatar aquellos procesos que conforman una realidad, en la cual se insertan tanto las políticas públicas como las relaciones de poder y los intereses sectoriales. El papel central del agro en la historia económica, social y política argentina y en su presente, no puede ser soslayado en los estudios que intentan explicar la trama constitutiva de las relaciones de poder, las interacciones sociales, la conformación de grupos de presión y los cambios en el modelo de acumulación. La heterogeneidad del mundo rural debe ser abordada, entonces, desde múltiples perspectivas -geográfica, económica, política, social, cultural- con enfoques diversos y actualizados que permitan comprender su complejidad, a través de la consideración de los cambios y continuidades, analizados desde enfoques micro y macrohistóricos, sociológicos, económicos y politológicos. La fuerte dependencia de la economía, la política y la sociedad argentina del sector rural merece que se profundicen los enfoques explicativos del endémico desequilibrio regional generador de desigualdades sociales y responsable de la permanencia en el tiempo de regiones marginales originadas por los modelos de crecimiento. Algunas de ellas serán consideradas en este libro: Chaco, Patagonia, Malargúe (Mendoza), La Rioja y Salta, en tanto portadoras de realidades disímiles y trayectos históricos diferenciados pero que comparten la marginalidad como elemento unificador, problemática que tanto desde las ciencias sociales como desde las políticas públicas se intenta dar respuesta. La marginalidad es una constante en la evolución agraria que se traduce en las relaciones de poder existentes y constituye el eje analítico central que recorre este libro. Las diferentes investigaciones que lo componen, intentan explicarla y abordarla en sus manifestaciones sobresalientes, pero también en aquellas que permanecen ocultas y que la investigación académica puede mostrar. A la vez, se percibe el interrogante permanente sobre la factibilidad de superación o, por el contrario, su constatación como elemento constitutivo de la propia estructura agraria argentina, que parece atenuarse pero no modificarse en su esencia. Como científicos sociales sentimos la responsabilidad de hacer visible este problema y poner en cuestión sus proyecciones -en el corto, mediano y largo plazo- así como su incidencia sobre la sociedad, fundamentalmente sobre los sectores más vulnerables de la Argentina rural de los siglos XX y XXI. Las diferentes contribuciones que forman parte de esta obra intentan acercar interpretaciones y respuestas a este fenómeno de larga duración y profundamente arraigado en la estructura socio-productiva argentina que mantiene puntos de contacto con otros países latinoamericanos. Se analiza exhaustivamente aquí el progreso, fundamentalmente en los estudios dedicados a la región pampeana; pero pocas veces la marginalidad ha constituido un objeto de estudio enfocado desde miradas diversas y complementarias. Así, su asociación con la exclusión social, la pobreza, la innovación tecnológica, la burocracia y la educación aparecen como elementos determinantes para abordar el tema central al que refiere este libro. Las discusiones actuales sobre la marginalidad, cuya consideración resulta indispensable para interpretar con un adecuado marco teórico los estudios de caso, son presentadas a modo de introducción en esta compilación. En “Reflexiones históricas acerca de la marginalidad” Noemí Girbal-Blacha propone una definición amplia de este concepto, desde un enfoque histórico destinado a caracterizar los cambios y las continuidades en la Argentina agraria. El análisis realizado por la autora recorre las implicancias teórico-metodológicas de la marginalidad como categoría y su relación con el espacio entendido como construcción social, con actores sociales insertos en una red de relaciones e interacciones que refleja las diferencias inter-regionales. Refiere a las transformaciones y reformulaciones del concepto “marginalidad” en función de los cambios ocurridos en la bibliografía, referenciados en los distintos modelos de crecimiento económico. En un país agropecuario, la preocupación de la autora se concentra en los espacios marginales, objeto de las decisiones estatales que reflejan complejas y desiguales redes de poder. La simultaneidad de algunas voces provenientes de estos espacios y el silencio de sus sectores más postergados constituye una ecuación vinculada estrechamente con la invisibilidad que conlleva la marginalidad, producto -en la Argentina- del modelo agroexportador. Los artículos seleccionados para esta compilación enfocan la marginalidad desde diferentes perspectivas de observación: la educación, el género y la burocracia. La tecnología es el trasfondo de estas interpretaciones y permite caracterizar al mundo rural como parte del dinamismo de las relaciones de poder que lo atraviesan. Un primer abordaje se presenta a través de la relación entre educación, tecnología y agro mediante dos actores fundamentales: el Estado y el empresariado capitalista. Ambos pretenden monopolizar conocimientos que deben ser impartidos para activar innovaciones tecnológicas y productivas. A partir de esta concepción de la educación como saber, como poder y como generadora de tecnología, se procura interpretar la trama existe en las acciones que por un lado impulsa el Estado a través técnicos especializados y que por el otro desarrollan las empresas con la capacitación en trabajos manuales. Sonia Mendonça en “Tecnología, burocracia y agricultura en Latinoamérica contemporánea” ofrece un sólido sustento teórico a la cuestión de la burocracia; definida al modo gramsciano como reproducción de las relaciones de clase partiendo de la diferenciación entre trabajo manual e intelectual propia del Estado Capitalista. La autora relaciona burocracia, tecnología y agricultura en el contexto del auge de las teorías del desarrollo propias de la segunda posguerra, poniendo el acento en la investigación agropecuaria como gestora de innovaciones tecnológicas. Concluye afirmando que la relación entre estos tres vectores -burocracia, tecnología y agricultura- en América Latina, facilitó la penetración capitalista en el campo, sin necesidad de realizar una reforma agraria redistributiva, reflejando y reproduciendo las relaciones de poder imperantes en una sociedad determinada. Los resultados y reflexiones obtenidos pueden extrapolarse a un amplio conjunto de países latinoamericanos y de ahí la importancia de este primer artículo especifico que inaugura esta compilación. En su trabajo sobre el valle de Lerma (Salta) “Educación en zonas de producción tabacalera en el valle de Lerma: competencia y desinstitucionalización”, Marcelo Jorge Navarro plantea la relación entre educación y saber, desde la perspectiva de la tabacalera Alliance One y sus vínculos con la comunidad local. La empresa opera como agente educativo, al capacitar en oficios manuales a empleados y vecinos de la zona, posibilitando un acceso laboral rápido y directo y generando un importante sentimiento de pertenencia a la empresa Esta intervención, compite con la educación secundaria y de nivel superior, pues la empresa actúa como un importante agente socializador en su contexto de interacción y la marginalidad asume así un perfil diverso y encubierto a la vez. La educación y la capacitación configuran sujetos sociales y reflejan los intereses los intereses empresariales dominantes. Si el trabajo de Sonia Mendonça destaca la perspectiva macro del proceso, el estudio de Marcelo Jorge Navarro permite una mirada micro de la imbricación del capital en la constitución de comunidades locales. Una segunda perspectiva analítica está vinculada al rol de las mujeres en la estructura agraria y sus aportes en la economía regional. Estos son rasgos esenciales de la integración de las trabajadoras a la estructura productiva sin soslayar su aporte en el sostenimiento de la familia. Las condiciones de vida, las estructuras del sentir y la compatibilización del trabajo de las mujeres con sus obligaciones familiares constituyen un aspecto fundamental, pocas veces advertido y frecuentemente invisibilizado, al estudiar los actores de una economía regional. En el artículo “Mujeres algodoneras. Trabajo familiar versus Tecnología a mediados del siglo XX” Alejandra de Arce realiza una interpretación de las condiciones de vida de las mujeres trabajadoras en el marco del auge algodonero de la región del nordeste argentino entre 1920 y 1960; un espacio territorial considerado marginal en relación al proyecto de desarrollo nacional imperante. Utilizando una gran variedad de fuentes -estadísticas, gráficas, fotográficas, periodísticas, publicaciones oficiales y de divulgación, entrevistas- y con una perspectiva de género, la autora señala la reestructuración del espacio producida por el “oro blanco” y el papel primordial del trabajo de las mujeres en los algodonales y en la tejeduría doméstica, cuyas experiencias de vida narra en su investigación. Sus conclusiones reflejan la necesidad de rescatar del olvido a las mujeres trabajadoras silenciadas por las estadísticas pero cuya contribución es un factor esencial para la inserción de la región en el modelo imperante. Constituye, entonces, un aporte fundamental para la elaboración científica del retrato que de cuenta de la realidad y de las interacciones sociales en que vivían y trabajaban estas mujeres como productoras (económicas, culturales, etc.) e integrantes de un grupo familiar. Vinculada con la perspectiva de género el trabajo de Andrea Moreno y Laura Lorena Leguizamón, analiza las ferias de productores desarrolladas desde el 2007 en “Experiencia de economía social y desarrollo local. Circuitos cortos de comercialización de la producción en la ciudad de La Rioja”. Desde una detallada perspectiva micro de la historia reciente, contextualizan estas expresiones socio-productivas como respuesta a la crisis económica de finales de la década de 1990 y le asignan un doble carácter: como estrategia de desarrollo local fundada en la articulación entre políticas públicas y economía social; como espacio público apropiado mayoritariamente por las mujeres productoras, quienes adquieren visibilidad a través de esta experiencia actualidad que consolidan su rol como jefas de familia y productoras de artículos regionales. Es un estudio pormenorizado, que analiza las interacciones que tienen lugar en este contexto local y que demuestran la permeabilidad de las relaciones de poder de alcance nacional en un contexto y en un tiempo preciso. Una tercera mirada relaciona burocracia y transformación agraria, teniendo en cuenta que el análisis del accionar estatal resulta ineludible al estudiar la marginalidad. Las políticas desarrolladas, por acción u omisión, definen la orientación del Estado en su relación con los sectores sociales dominantes vinculados a la economía, y también con otros actores sociales cuya problemática está presente en este libro. El rol de la burocracia estatal hace posible interpretar las políticas gubernamentales y relacionarlas con la generación de tecnología y con la educación como saber , que opera asimismo como reproducción de las relaciones de poder En su artículo Luis E. Blacha propone en “La burocracia como tecnología social. Una mirada sociológica del intervencionismo estatal 1930-1943” una conceptualización que articula la relación entre burocracia y las relaciones de poder. En esta interacción, la fórmula política es el sustento de la asimetría entre gobernantes y gobernados, a la vez que señala la inclusión de la tecnología social -a partir de 1930- como una estrategia estatal destinada a influir sobre diferentes esferas sociales. Concluye afirmando que la burocracia, como tecnología social, media, delimita y contextualiza la relación entre quienes mandan y quienes obedecen, haciendo un uso creativo del Estado, su alcance nacional y la potencialidad de las relaciones de poder que esta institución permite y encauza. La Argentina de los años ´30, se transforma en una configuración donde la crisis económica y social deviene política y el Estado se convierte en una tecnología social de alcance nacional. Un ejemplo de crisis agraria, intervención estatal y sus efectos sobre el cooperativismo chaqueño es el artículo de Leandro Moglia referido a “Las cooperativas agrícolas chaqueñas en la cornisa (1957-1962)”. En esta contribución, se analiza la crisis algodonera chaqueña entre 1965 y 1970 poniendo el énfasis en la situación del cooperativismo y las acciones desplegadas por el Estado -tanto nacional como provincial- para morigerar la crisis; iniciativas que -para el autor- afectaron a las cooperativas. La crisis que temprananmente se manifestó en el movimiento cooperativo chaqueño le impidió reorientar su actividad productiva, así como superar la burocratización organizativa y recuperar los principios fundantes de solidaridad y empresa social. El autor nos ofrece una perspectiva provincial que combina el corto y el largo plazo de las políticas estatales para un sector productivo determinado y con una organización cooperativa específica. El análisis del caso chaqueño forma parte de las preocupaciones de José Martín Bageneta en “Políticas públicas para un agro reconvertido. El Gran Chaco Argentino (1960-2010).” El autor realiza una interpretación de las políticas públicas en relación con la transformación productiva durante las últimas dos décadas. Las categorías de “asincronía” y “sincronía”, son utilizadas para caracterizar la correlación de fuerzas sociales operantes en el poder político e impregnan la lógica interna que orienta las decisiones estatales en relación con las transformaciones del agro chaqueño. El artículo ejemplifica ambos tipos de politicas públicas: con la ley nacional Nº 26060 del año 2005 para el primer caso; y con los planes provinciales de desarrollo de 1995 y 2010 para el segundo. Concluye afirmando que las políticas implementadas, responden a un Estado contradictorio y complejo, que no logra resolver la tensión provocada por un agro reconvertido ante el avance de los nuevos modelos productivos vinculados con el agronegocio. Al igual que en el caso anterior, el enfoque provincial de este artículo muestra la tensión entre el largo y el corto plazo que resultan del propio dinamismo de las relaciones de poder. La región patagónica es analizada en el artículo de Martha Ruffini “Peronismo,burocracia y tierra pública. La Campaña Patagonia (1953)” en el que la autora se detiene en la política agraria del peronismo para el sur argentino y su relación con las transformaciones de la burocracia ministerial. La cuestión de la tierra pública es la temática central de este análisis que apunta a vincular los objetivos del gobierno peronista con la planificación ejecutada para la Patagonia. Este plan traduce preocupaciones vinculadas con la necesidad de superar el aislamiento, modificar la marginalidad, evitar la emergencia de conflictos, recuperar extensiones de tierra y atender a los actores rurales más desprotegidos –como los indígenas y los ocupantes de tierras- que son visibilizados a través de la política peronista, fundamentalmente mediante la implementación de la “Campaña Patagonia (1953)”. Esta campaña constituye el corolario de un plan de reordenamiento y organización de la Dirección de Tierras que nos muestra una burocracia más activa y eficaz en el manejo de la espinosa cuestión de la tierra pública en los territorios nacionales. Finalmente, y retomando las discusiones iniciales con las que se abrió este libro, el artículo de María Eugenia Cepparo “Permanencias y dinamismos en un área rural marginal. El sector pastoril transhumante del extremo sur de la provincia de Mendoza” nos presenta una caracterización del departamento de Malargüe (sur de Mendoza) como área marginal periférica, integrada geográficamente a la Patagonia septentrional, centrada en la ganadería transhumante ovina y caprina , en situación de aislamiento y fragilidad ecológica. La autora basa su interpretación en los desequilibrios estructurales y regionales teorizados por Pierre Vilar y realiza una completa explicación acerca de los factores naturales, económicos, institucionales y culturales que, al articularse entre sí en el largo plazo, constituyen claves explicativas de la persistencia de la condición marginal. Para el último decenio, María Eugenia Cepparo destaca el papel transformador del Estado provincial y municipal en Malargüe a través de políticas destinadas a desalentar el éxodo rural, modificar el sistema de tenencia de la tierra y propiciar el desarrollo local; constituyendo una mirada singular con importancia nacional, acerca de las relaciones de poder imperantes. Un estudio local detallado y caracterizado en sus particularidades, dan cuenta de la influencia ejercida sobre el desarrollo local por las políticas públicas “nacionales”. El recorrido propuesto en estos artículos visualiza la estrecha relación que existe entre la marginalidad regional y la intervención de los principales actores del agro argentino. El ámbito rural es destinatario y partícipe central de las políticas estatales que lo configuran y le asignan un papel determinado, orientando su desarrollo y su inserción en la economía nacional. El espacio como construcción social esta influido por múltiples actores, con intereses diversos, que articulan tramas de poder e interactuan permanentemente en pos de intereses específicos. Entre estos sectores, algunas voces cobran notoriedad por su potencia y su resonancia en el campo de la política y lo social. Difunden saberes y crean tecnologías, consolidan modalidades de acumulación, pero rara vez se concentran en implementar propuestas superadoras de la marginalidad regional que genera desigualdad y desequilibrio. Hay que considerar -también- a esos otros actores silenciosos, invisibilizados, que contribuyen significativamente con su trabajo cotidiano en las economías regionales y tratan de superar esa marginalidad, como hemos visto para el Chaco o La Rioja, abriendose a las nuevas tecnologías, generando estrategias de subsistencia o manteniendo esquemas productivos tradicionales. Rescatarlos histórica y socialmente e incorporarlos como elementos inescindibles y necesarios de los eslabones explicativos de las economías regionales, ha sido uno de los objetivos de este libro. En síntesis, los trabajos compilados desde enfoques diversos pero complementarios, con marcos teóricos actualizados, y a partir de estudios de caso basados en una rigurosa selección de fuentes primarias, constituyen un aporte sustancial a los debates sobre la Argentina rural de los siglos XX y XXI: heterogénea y compleja a la vez, y con actores invisibilizados pero presentes a través de sus demandas concretas. Se trata de una Argentina rural profundamente enraizada en el pasado, del que aún conserva un imaginario de progreso, vinculado con la agroexportación. Enfoques micro y macro conjugan sus miradas para dar cuenta de la intensidad contenida en la propia burocracia y su capacidad para constitutir espacios de interacción y perfilar sujetos sociales. Es un contexto -transformado analíticamente en un objeto de estudio- que demanda alternativas que hagan posible superar la marginalidad y el desarrollo desigual. Bajo este prisma Burocracia, Tecnología y Agro en regiones marginales, intenta brindar elementos para el análisis y la reflexión en tanto aporte para la comprensión del mundo rural, sus actores y las instituciones, procurando convertirse en parte de un diagnóstico necesario para la formulación de políticas públicas de mediano y largo plazo. Martha Ruffini-Luis Ernesto Blacha Bernal, septiembre del 2011