INVESTIGADORES
BLACHA Luis Ernesto
congresos y reuniones científicas
Título:
Las nuevas formas de hambre del siglo XXI. Calorías y exclusión social en Argentina
Autor/es:
BLACHA, LUIS ERNESTO
Lugar:
Ciudad de México
Reunión:
Congreso; XXXIIII Congreso Latinoamericano de Sociología. ALAS México 2022; 2022
Institución organizadora:
Asociación Latinoamericana de Sociología
Resumen:
El objetivo de este trabajo es analizar desde la sociología de los alimentos las nuevas formas de hambre del siglo XXI que convierten a la dieta en un factor de exclusión social. Es una coyuntura donde la industrialización tiene cada vez mayor presencia en la alimentación cotidiana. El hambre va a combinar la carencia (de nutrientes) con el exceso de (calorías) desafiando la efectividad de las recetas tradicionales para combatirlo. También van a verse afectados los vínculos entre productores y consumidores de alimentos.El modelo de agronegocios -que además del monocultivo incluye al feed-lot y a la industria forestal- incrementa las calorías (kcal) disponibles y reduce su costó económico. Sin embargo, estos cambios en la oferta dificultan el acceso a nutrientes aún en países que son roductores muy eficientes de bienes primarios agropecuarios para el mercado mundial. Es así como los saltos en la productividad por hectárea que se producen en Argentina a finales del siglo XX agravan y complejizan el problema del hambre. La apertura neoliberal que se implementa en la región consolida una dieta que reduce de forma significativa su carácter omnívoro. (Otero, 2018) La re-definición de identidades sociales y la pérdida de capacidad explicativa de las normas que guiaron la conformación de la dieta, llevan a una gastro-anomia que explica la pérdida de soberanía alimentaria (Fischler, 1994). El resultado es una oferta abundante en kcal pero con nutrientes degradados (Winson, 2013). La evolución de la oferta y la accesibilidad alimentaria van a presentar caminos divergentes que caracterizan al hambre en el siglo XXI. Los actores sociales, por su parte, deben adaptarse a esta coyuntura utilizando discursos y prácticas que producen tensiones al definir una “buena comida”. En especial cuando los alimentos industrializados se presentan como más convenientes, más ricos y mejor adaptados a las capacidades culinarias de los comensales aislados del siglo XXI. Las góndolas de los supermercados son parte del agronegocio porque la oferta alimentaria industrializada se adapta a estos espacios de consumo masivo que borran identidades sociales. Esta oferta separa nutrición de sabor. El “flavor” de los alimentos es una experiencia sensorial compleja que combina las percepciones organolépticas con la consolidación social de los comensales. Una herramienta qu pemite abordar identidades y fundamentar “elecciones” condicionadas que convierten a la malnutrición por exceso en una forma de desigualdad social. Identificar y caracterizar las nuevas formas de hambre del siglo XXI es indispensable para diseñar e implementar soluciones alimentarias con impacto social. El “flavor” es clave para asegurar su sustentabilidad de las soluciones alimentarias, generando vínculos sociales entre productores y consumidores que incrementen el carácrer omnivoro de la dieta.