INVESTIGADORES
MARTINEZ ZUCCARDI Maria Soledad
libros
Título:
Cartas a Nicandro (1943-1948)
Autor/es:
SOLEDAD MARTÍNEZ ZUCCARDI
Editorial:
EDUNSE (Editorial de la Universidad Nacional de Santiago del Estero)
Referencias:
Lugar: Santiago del Estero; Año: 2015 p. 201
ISSN:
978-987-29880-8-1
Resumen:
La propuesta del libro es sacar a la luz un epistolario casi desconocido de la poeta santiagueña María Adela Agudo, compuesto por una serie de veintidós cartas personales enviadas entre 1943 y 1948 a Nicandro Pereyra, su compañero del grupo La Carpa. Se trata de un corpus localizado luego de una búsqueda extensa y que ha permanecido prácticamente inédito (sólo la primera carta llegó a ser publicada, y breves fragmentos de otros textos de la serie aparecen citados en el cuaderno Agón dedicado a la poeta). Además de presentar ese corpus poco explorado, el estudio preliminar que precede la transcripción de las cartas ofrece una semblanza sistemática de la trayectoria de María Adela y de su relación con La Carpa. Propone asimismo un recorrido por los distintos textos de la serie epistolar a partir del examen del sujeto que los enuncia y del modo como se representa a sí mismo. Entre otros aspectos, el análisis muestra que si bien todas las cartas exhiben propósitos más o menos concretos y fácilmente identificables (organizar conferencias en Santiago del Estero, remitir colaboraciones para el periódico literario Tuco orientado por Nicandro en Tucumán, pedir colaboraciones para Zizayán, la revista que dirige María Adela en La Banda, agradecer los escritos recibidos y sugerir correcciones, enviar o solicitar libros y apuntes, intercambiar poemas propios y de autores admirados como Neruda y Milosz, concertar encuentros, confesar la propia soledad y las dificultades para escribir poesía, inscribir fantasías y deseos),una buena parte de ellas parece ir más allá de esas razones por las que en principio se escriben. En efecto, puede advertirse que más allá de sus innegables funciones comunicativas, la escritura de las cartas ofrece a su autora otra índole de posibilidades: mitigar el sentimiento de soledad, afianzar lazos con el destinatario y, en especial, pensarse a sí misma y constituir la propia subjetividad. Si componer una carta es cobrar conciencia de nosotros, la serie dirigida a Nicandro permite a María Adela construir una imagen de sí,forjar un yo en el cual busca reconocerse y según el cual anhela ser reconocida por su destinatario. Así, las cartas delinean un yo singular que se constituye en la escritura epistolar y que se construye en términos de justicia, pureza,coherencia y verdad. Términos que sugieren el ideal de vida y poesía que la autora forjó para sí y por el que sería instituida por sus compañeros en el emblema de La Carpa. El libro configura así un aporte a los cada vez más extendidos estudios sobre el género epistolar y, sobre todo, contribuye a la recuperación de una autora injustamente olvidada, a la vez que arroja una luz nueva sobre la historia de La Carpa, quizás el grupo de escritores más relevante en la historia de la literatura del Noroeste argentino.