INVESTIGADORES
CIVIT Barbara Maria
congresos y reuniones científicas
Título:
Cambio en el uso del agua. ¿Es necesario considerarla dentro de la categoría de impacto uso del agua en análisis de ciclo de vida?
Autor/es:
B. CIVIT
Lugar:
Rafaela
Reunión:
Encuentro; Encuentro Argentino de Ciclo de Vida ENARCIV 2020; 2020
Institución organizadora:
Red Argentina de Ciclo de Vida - INTA - UTN FRRa
Resumen:
En los modelos de impacto de Ciclo de Vida, dos categorías se encuentran aún en pleno desarrollo por las características de los procesos que ocurren a lo largo del ciclo de vida de un producto, pero también porque en muchos casos, no se han definido completamente el camino en la cadena causa-efecto: Uso del Suelo y Uso del Agua. Autores con vasta trayectoria en el campo del Análisis de Ciclo de Vida (ACV) como Bo Weidema, Miguel Brandao, Laura De Baan, Thomas Köllner, Danielle Maia Da Souza, Matthias Finkbeiner, Stephan Pfister, Markus Berger, entre otros, afirman que aún falta desarrollar varios aspectos para tener una visión acabada de estas categorías de impacto. Por ejemplo, Schmidt et al (2015) sostienen que aproximadamente el 9% de las emisiones globales de CO2 se originan por cambios en el uso del suelo, pero a menudo estas emisiones no se abordan adecuadamente en la evaluación del ciclo de vida. Los modelos existentes para evaluar los cambios indirectos en el uso del suelo (iLUC) tienden a ignorar la intensificación y la reducción del consumo, generalmente operan con períodos de amortización arbitrarios para asignar las emisiones de deforestación a lo largo del tiempo, y el vínculo causal entre la ocupación de la tierra y la deforestación está débilmente establecido. Por su parte, De Rosa (2017) establece que los usos de la tierra son un asunto multidisciplinario en que las políticas ambientales y de desarrollo sostenible se entrelazan. Sin embargo, los ACVs se centran principalmente en los impactos ambientales, excluyendo las implicaciones socioeconómicas de la ocupación de la tierra (De Rosa, 2017). En el ámbito del uso del agua, los trabajos de Llorenc Mila i Cannlas, Stephan Pfister, Brad Ridoutt, Anne-Marie Boulay, Manuele Margni, Anna Kounina, Montse Nuñez, entre tantos más, han colaborado en la construcción de los lineamientos y modelos para evaluar el impacto potencial y el daño en uso del agua a lo largo del ciclo de vida de productos, procesos y actividades. Desde hace un tiempo a esta parte, la Iniciativa de Ciclo de Vida viene promoviendo diversos programas y proyectos (ej. LULCIA y WULCA) para buscar el consenso entre la comunidad científica internacional, pero también validando las acciones con partes interesadas. Es así, que se ha publicado dos volúmenes sobre Life Cycle Impact Assessment Indicators, y se está financiando un proyecto Marine Liter in Life Cycle Assessment (MariLCA).Ahora bien, este es el panorama global respecto del uso del suelo y del uso del agua. En la escala regional o global, porque debemos recordar que tanto suelo como agua involucran impactos locales que pueden tener implicancias globales, el abordaje de los mecanismos de impacto para construir los factores que caracterizarán el impacto por uso de suelo y agua pueden requerir ciertas consideraciones especiales. Por ejemplo, en tierras secas, el uso del suelo puede llevar a condiciones de desertificación (Civit et al, 2013; Núñez et al, 2010; Civit (2009)). La pregunta es entonces, ¿qué pasa con el uso del agua en tierras secas? ¿Cuáles son los efectos potenciales que conlleva el uso no sustentable del agua en este tipo de tierras? ¿Qué características deben cumplir cada uno de los elementos que conforman el modelo de impacto: destino, exposición y efecto? Kounina et al (2013) relevaron varios métodos que proponen diferentes esquemas de inventario de uso de agua dulce y modelos de caracterización considerando diferentes relaciones de cadena causa-efecto. En ese trabajo se revisó una multitud de métodos e indicadores para el uso de agua dulce potencialmente aplicables en el ACV. Sin embargo, no se encuentran modelos que representen específicamente los mecanismos para uso del agua en tierras secas, en las que generalmente, el dinamismo de actividades económicas se da de manera diferente que en otro tipo de tierras. En tierras secas, definidas como aquellas en que la relación entre Precipitación anual y la Evaporación Potencial es inferior a 0,65, muchas veces el suelo y el agua tienen un carácter multifuncional, es decir, en la misma porción de territorio conviven las actividades agrícolas, residenciales e industriales (Civit 2009). Civit et al (2019), ante el crecimiento desordenado de la urbanización en zonas de frontera, y avanzando sobre tierras cultivadas, propusieron un arreglo de urbanizaciones en las que el agua pudiera adquirir un enfoque circular y el agua gris residencial pudiera convertirse en agua para riego de cultivos aledaños a las urbanizaciones. Esta situación se evaluó con la metodología propuesta por la Iniciativa de Ciclo de Vida para analizar los impactos por escasez y degradación de agua, la huella de agua (GLAM, 2016; ISO, 2014). Sin embargo, a través de los resultados no se puede apreciar los beneficios que traería aparejado recuperar agua de uso residencial para riego agrícola y los impactos evitados de hacer una extracción exclusiva para riego, en tierras secas (Tabla 1). Tabla 1. Beneficios potenciales por el cambio en el uso del aguaNaturalAgrícolaIndustrialDomésticoNatural1+++Agrícola-1++Industrial--1+Doméstico--+1Es por ello, que se encendió una alarma y en este trabajo se plantea el interrogante sobre si es necesario o no identificar el mecanismo ambiental para desarrollar factores de caracterización (FC) de cambio en el uso del agua. Cambios que pueden ser directos, o indirectos, tal como ocurre con la categoría uso del suelo. Para el cambio en el uso del agua, se deberá tener en cuenta los cambios en la extracción para satisfacer la demanda de agua, en la calidad del agua respecto de un valor de referencia y una componente temporal que indique el período de tiempo en que se produce el cambio. La exploración llevada a cabo hasta el momento, demuestra que podría ser útil cuantificar los impactos por cambio en el uso del agua, con carácter circular incluso, y tener la posibilidad de cuantificar también los impactos evitados por el cambio en el uso inicial, proponiendo así una nueva variante en la evaluación del uso del agua en el ACV.