INVESTIGADORES
MARTINEZ Carolina
congresos y reuniones científicas
Título:
El impacto de los saberes geográficos en el relato utópico de la modernidad temprana a partir del caso de la Histoire du Grand et Admirable Royaume d?Antangil (1616)
Autor/es:
MARTINEZ, CAROLINA
Lugar:
Río de Janeiro
Reunión:
Simposio; Circulação das ideias e história dos saberes geográficos: hierarquias, interações e redes; 2014
Institución organizadora:
Universidad Federal de Río de Janeiro - Terra Brasilis
Resumen:
El presente trabajo tiene por objetivo analizar el vínculo entre la producción de relatos de viaje de tipo utópico y los avances en el conocimiento geográfico en la Europa de la modernidad temprana. En este sentido, la propuesta es estudiar las múltiples formas en las que el grado de conocimiento geográfico alcanzado en el período de los llamados grandes descubrimientos se tradujo en una serie de utopías publicadas en lengua francesa en el transcurso del siglo XVII. Para ello, se indagará en torno a una serie de teorías cosmográficas que, al tiempo que renovaron el saber geográfico del período, también proveyeron el sustento teórico y material necesario para recrear un marco histórico-espacial verosímil en el cual insertar las sociedades imaginarias descriptas. De todas ellas, merecerá particular atención la Histoire du Grand et Admirable Royaume d´Antangil (1616), publicada anónimamente en la ciudad francesa de Saumur y considerada la primera utopía moderna de la que se tiene conocimiento en esta lengua. Se parte entonces de la base que, entre los siglos XVI y XVII, ciertos elementos o temáticas presentes en las teorías cosmográficas o en lo que podría denominarse el conocimiento geográfico en sentido amplio, fueron incorporados o retomados por los autores de las narraciones utópicas mencionadas para hacer de sus obras relatos verosímiles. Vale para ello recordar que la intertextualidad o inclusión de elementos propios del relato de viaje o de teorías cosmográficas contemporáneas resulta un requisito indispensable del relato utópico, cuya eficacia narrativa sólo es posible en la medida en que la utopía se presenta al lector como un relato de viaje ficticio pero plausible a la vez. En cuanto a las teorías cosmográficas mencionadas, se destacan en principio el renovado impulso que adquirieron tanto la teoría sobre la habitabilidad del globo como la teoría de las antípodas, la primacía de la topografía insular y, en igual medida, el redimensionamiento del Orbis Terrarum producto del proceso de expansión ultramarina iniciado por Europa a fines del siglo XV. Todas estas variables deben comprenderse a su vez en el marco del enfrentamiento o superposición de nuevos y antiguos saberes que, tal como ha señalado Anthony Grafton, se hizo particularmente visible en el campo de la geografía a partir del Renacimiento. En lo que refiere a la producción de relatos de viaje utópicos y a la forma en la que éstos conjugaron las noticias de los nuevos descubrimientos con las anteriores teorías cosmográficas, el caso de Moro resulta en sí mismo paradigmático pero no es ciertamente el único. En efecto, la apertura de un margen flexible entre el mundo descripto por los Antiguos y aquel más amplio que inauguran los viajes de descubrimiento, posibilitó el emplazamiento de las sociedades utópicas imaginadas en los intersticios del mundo conocido y el mundo por conocer. En este sentido, fue la condición de posibilidad que generó el comprobar que hasta entonces sólo se había conocido una parte de la totalidad del globo, la que permitió presentar al público lector aquellas sociedades imaginarias en perfecto funcionamiento como espacios ficticios pero verosímiles. En un contexto de expansión transoceánica sin precedentes, junto al uso renovado de la grilla ptolemaica de representación cartográfica, cualquier punto en el espacio pareció volverse ?virtualmente localizable?. En otras palabras, es el reconocimiento de un saber aún incompleto del globo el que posibilita la existencia de la utopía como lugar-otro. En este sentido, tal como ha señalado Anthony Pagden al analizar el impacto del Nuevo Mundo sobre Europa, los logros de Colón y Vasco da Gama, no solamente ampliaron el círculo de lo conocido sino que ?abrieron aún más las perspectivas en torno a aquello que todavía quedaba por descubrir?. De tal forma, así como Vespucio había dado cuenta de la insospechada existencia de una cuarta parte del globo, la suposición de que aún existían tierras sin descubrir devino la condición necesaria para la existencia del relato utópico. Utopía, que como astutamente indicaba una de las cartas apócrifas incluidas en la primera edición de la obra no se encontraba todavía en los mapas, bien podía ubicarse en la larga lista de islas y territorios que, jamás descriptos por los Antiguos, aún no encontraban lugar en las representaciones cartográficas contemporáneas. La búsqueda de verosimilitud a partir de teorías y elementos geográficos propios de la época también encontró sustento en la comprobación, a partir del siglo XVI, de que la ecumene o tierra habitada era mayor de la hasta entonces habían establecido los Antiguos. Tal como ha señalado Jean-Marc Besse, en detrimento de las teorías cosmográficas heredadas, fueron los grandes descubrimientos los que enseñaron al hombre del Renacimiento que la mayor parte del planeta era habitable. En cuanto al emplazamiento del relato utópico, el hecho de que las sociedades ideales descriptas estuviesen situadas en una isla o continente en algún punto desconocido de los mares del sur deberá comprenderse entonces en un contexto mayor donde, en detrimento de los saberes antiguos, la habitabilidad del globo había sido recientemente comprobada. En lo que refiere a la primacía de la topografía insular, conviene retomar las perspectivas de Frank Lestringant, para quien, en el período señalado, "la forma de la Tierra influye sobre aquella de la literatura", lo que deriva a su vez en que "... el mapa preexiste a la ficción y condiciona el surgimiento de esta última". En efecto, en su estudio sobre el auge del islario o libro de islas como forma de representar el conocimiento progresivo que se tuvo del mundo entre los siglos XVI y XVIII, el mismo ha diagnosticado para el período del Renacimiento la primacía del espacio sobre el texto y su eficacia como conductor del pensamiento, en términos generales, y del relato en términos específicamente literarios. Nuevamente en términos del autor, no debería resultar sorprendente entonces que, en una época en la que prevaleció el islario como forma de representar cartográficamente los nuevos descubrimientos, la Utopía de Moro haya sido una isla. A su vez, la vigencia de antiguas teorías tal como aquella de las antípodas también permitió presentar a la sociedad utópica como contrapunto (geográfico y moral) de la Inglaterra o Francia de principios de los siglos XVI y XVII. Originada entre los siglos VI y V a. C., además de suponer la existencia de una masa terrestre en el hemisferio sur equivalente a la conocida en el hemisferio norte, en los siglos XV y XVI dicha teoría se convirtió a su vez en un dispositivo retórico eficaz para generar inversiones que trascendieron la mera oposición geográfica indicada por Macrobio o Aristóteles en la Antigüedad clásica. En el caso particular de los relatos utópicos publicados en lengua francesa, debe agregarse además que los mismos se vincularon estrechamente a la posible existencia de la Terra Australis, la cual, para la Francia de los siglos XVI y XVII, resultó además un objetivo concreto en la elaboración de distintos proyectos de expansión y colonización de territorios en ultramar. En relación con este último punto, resulta necesario señalar que tanto las utopías del período como los saberes geográficos y noticias de ultramar estuvieron transidos por la competencia ultramarina. En efecto, impulsadas por el afán de lucro así como por la rivalidad política y comercial, las distintas potencias marítimas europeas articularon la divulgación del saber geográfico en función de sus propios intereses y frente a aquellos de otras potencias. Unos y otros serán puestos en evidencia en las utopías del período que, más allá de proponerse la ?descripción? de una sociedad-otra, terminaron por exponer de forma involuntaria el grado de conocimiento del mundo alcanzado por las distintas potencias ultramarinas y los distintos usos que las últimas hicieron del mismo. Tal como se ha anticipado en los párrafos iniciales, el impacto de estos saberes al igual que su uso estratégico en función de la creación verosimilitud serán analizados en el caso particular de la Histoire du Gand et Admirable Royaume d´Antangil (1616) que, así como hizo Moro con Utopía en 1516, se sirvió de los saberes geográficos propios de la época para fundamentar la existencia de una sociedad ideal en los confines del Orbis Terrarum.