INVESTIGADORES
MC CARTHY Cristina Beryl
congresos y reuniones científicas
Título:
Análisis metagenómico de los microorganismos asociados a Lutzomyia longipalpis
Autor/es:
CHRISTINA MCCARTHY
Lugar:
Fundación Mundo Sano, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Reunión:
Jornada; I Reunión Nacional de la Red de Investigación de la Leishmaniasis en Argentina (REDILA); 2010
Institución organizadora:
Red de Investigación de la Leishmaniasis en Argentina (REDILA)
Resumen:
La leishmaniasis es una enfermedad de incidencia mundial y la leishmaniasis visceral (LV) es su forma más severa. En Latinoamérica, LV es causada por Leishmania infantum chagasi (= Leishmania infantum MON 1) y es transmitida por Lutzomyia longipalpis. Este flebótomo se encuentra solamente en el Nuevo Mundo, con una amplia distribución desde Méjico hasta Argentina (Grimaldi et al., 1989). Entre 1925 y 1989, en Argentina se reportaron 14 casos humanos de leishmaniasis pero ninguno fue atribuído a Le. chagasi y, adicionalmente, sólo hubo 2 registros aislados de Lu. longipalpis sin reporte de LV (en 1951 y 2000) (Salomon et al., 2001). Sin embargo, a principios de este nuevo milenio, con el avance indiscriminado de la urbanización, y la pobreza y deficientes condiciones sanitarias concomitantes, el panorama cambió sustancialmente y ya se ha descripto el primer foco de LV en Argentina (Salomon et al., 2008). Las medidas desarrolladas que actúan sobre las infecciones humanas y para el control de los vectores no han tenido resultados satisfactorios. El control de la leishmaniasis se dificulta por la diversidad de vectores, parásitos y reservorios hospederos existentes, y las intervenciones deben tener en cuenta estas diferencias. Se han identificado bacterias en el tracto digestivo de varios insectos (Tanada y Kaya, 1993) y, en algunas especies que transmiten parásitos de importancia médica, podrían interferir con su desarrollo (Beier et al., 1994; Pumpuni et al., 1996). La microbiota interfiere con el desarrollo de Leishmania en Phlebotomus papatasi (Schlein et al., 1985), vector del Viejo Mundo, pero esto aún debe estudiarse en Lu. longipalpis. Dado que es muy factible que la microflora intestinal regule el desarrollo de Leishmania y que afecte la capacidad del vector de transmitir el parásito, aquí se combina la metagenómica con las tecnologías de secuenciamiento de segunda generación para caracterizar la composición microbiana asociada a Lu. longipalpis. Este conocimiento aportará un salto cualitativo en la dilucidación de la interacción parásito-huésped y permitirá desarrollar nuevos métodos de control ambientalmente seguros y efectivos.