CONICET | Buscador de Institutos y Recursos Humanos

Diferentes investigadores a lo largo de las últimas décadas han planteado la importante desigualdad en relación al volumen de información entre las llamadas arqueologías serranas y costeras versus la arqueología de las regiones tropicales ubicadas al oriente de los Andes (Heckenberger 2007; Lathrap 1972; Morales Chocano 2004; Ventura y Ortiz 2003, entre otros). Sin embargo, nuevos estudios han comenzado a revertir, en alguna medida, esta situación poniendo en evidencia la profundidad de los procesos culturales ocurridos en estos ambientes y su estrecha vinculación con los desarrollos de pueblos ubicados en otras regiones tanto próximas como lejanas. Los estudios llevados a cabo en los valles orientales de Jujuy, en Argentina, muestran una compleja y eficiente adaptación temprana de los pueblos asentados en estas regiones y el papel jugado en la interacción con otras poblaciones allende a los Andes (Ortiz 2007). A su vez las relaciones entre poblaciones de las diversas regiones andinas y chaqueñas de Bolivia y Argentina, se registran, en los valles orientales de Salta desde antes del siglo X (Ventura 1999). El uso de estos territorios generó una importante dinámica poblacional cambiando, posiblemente, las relaciones de los pueblos locales con las poblaciones vecinas de la Quebrada de Humahuaca y la Puna jujeña. Es recién a partir del siglo XIII que los movimientos de pueblos, tanto desde el oriente, así como aquellos impulsados por las ocupaciones multiétnicas llevadas a cabo por el imperio incaico, conformarán un territorio cuyo registro arqueológico muestra gran complejidad (Dougherty et al. 1984, Fumagalli 2003; DeFeo et al. 1998; Nielsen 1989, 2001, entre otros). En este trabajo se presenta el estado actual de las investigaciones en los valles orientales de Argentina y sur de Bolivia desde un enfoque de larga duración

enviar mensaje