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En la región centro-este de la provincia de Misiones y en el noroeste del estado de Rio Grande do Sul, Brasil (área del paralelo 27˚ sur) existe una alta prevalencia de lesiones retinocoroideas por Toxoplasma gondii en la población general y en los pacientes que acuden a consulta oftalmológica. En dicha región, se han descripto cuadros clínicos atípicos de toxoplasmosis ocular en pacientes sin factores de inmunosupresión conocidos. Son ejemplo de ello, los cuadros de retinocoroiditis toxoplásmica bilateral activa y la transmisión vertical materno-fetal del parásito en madres previamente seropositivas. Los cuadros clínicos y la evolución de los pacientes con toxoplasmosis ocular de esta región de Sudamérica contrastan con los cuadros clínicos más solapados y autolimitados de los pacientes de ascendencia europea o caucásica, tanto en las formas congénitas como adquirida de la enfermedad. Se debe destacar la importancia de la detección temprana del parásito, ya que la aplicación del tratamiento en las primeras etapas de vida de los pacientes reduce notablemente la severidad de las lesiones que este pueda causar. Actualmente se encuentra descripto en la literatura la aplicación de la técnica de PCR para confirmar el diagnóstico congénito de T. gondii (transmisión madre ? hijo) a partir de muestras de líquido amniótico. Entre los blancos más utilizados para la reacción en cadena de la polimerasa se encuentran el gen B1 y el fragmento repetitivo de 529 pb. Siendo ambos específicos para la especie, el segundo se destaca por una mayor sensibilidad debido a su mayor número de copias en el genoma del parásito. La técnica es utilizada como método de confirmación rápida de infección activa y brinda información sobre la calidad del ADN que se dispone en muestras clínicas.En la ciudad de Joinville, Estado de Santa Catarina, Brasil, se demostró la presencia del parásito mediante PCR multilocus en el 87% de las retinas analizadas procedentes de banco de ojos. Dicho porcentaje es cercano a la seroprevalencia de la región, indicando que en la mayoría de los casos de contagio, el parásito llega a hospedarse en el tejido. Considerando los antecedentes mencionados, se propone que el protista es detectable mediante PCR a partir de muestras sangre mientras haya un proceso infeccioso activo, y no se encuentre en niveles inferiores al nivel de sensibilidad de la técnica. A su vez, se propone la detección del mismo desde muestras de retina de bancos de ojos procedentes de la provincia de Misiones como método de screening.

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