INVESTIGADORES
BERMEJO Talia
capítulos de libros
Título:
Miguel Diomede
Autor/es:
TALÍA BERMEJO
Libro:
Museo Nacional de Bellas Artes, Colección
Editorial:
Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes
Referencias:
Lugar: Capital Federal; Año: 2010; p. 116 - 117
Resumen:
A fines de la década de 1930, cuando Diomede pinta Estudio (Retrato de mujer), su producción artística se encuentra íntimamente ligada al circuito cultural de la Boca. Expone en el Ateneo Popular, su taller linda con el de Victorica y comparte con varios de los artistas que han dado prestigio al barrio su origen inmigrante y su condición de trabajador: al igual que Cúnsolo, Quinquela Martín o Lacámera, entre otros, los comienzos de Diomede en la pintura estuvieron sujetos a las horas que restaban después de la jornada laboral. Tras un paso breve por la academia, su formación estética se desenvolvió de manera independiente respecto de maestros e instituciones, aunque nutrida en el diálogo con sus pares y la información visual que proveían exposiciones y revistas contemporáneas. En 1954 viajó a Italia, cuando ya se había forjado las armas del oficio y afianzado los principales rasgos de su poética. Para entonces el pintor transitaba los espacios oficiales con cierta regularidad desde 1941, cuando se presentó por primera vez en el Salón Nacional. Casi veinte años más tarde, el MNBA, bajo la gestión de Jorge Romero Brest, montó la que sería su primera exposición retrospectiva. Con Diomede el museo inauguraba un plan de exhibiciones que tenía como objetivo promover artistas nacionales cuya producción aun no había sido lo suficientemente valorada, de acuerdo a las palabras expresadas en el catálogo. Es posible que, aun contando con varios galardones en su haber y una presencia sostenida en los circuitos expositivos, el artista no gozara de una popularidad equivalente a la de Victorica, por ejemplo. En contrapartida, la selección de obras presentadas en el museo, mostraba un artista valorado entre los coleccionistas locales: dos tercios de la muestra se habían montado con el aporte privado; la nómina abarcaba desde activos promotores del arte contemporáneo como Luis León los Santos ?entonces propietario de Estudio? o Luis Arena, por ejemplo, hasta nombres prestigiosos ligados a un coleccionismo de altos recursos económicos como Augusto Palanza, Ignacio Pirovano o Ignacio Acquarone, entre otros. Tal como mostraba esta primera retrospectiva, la figura humana, a través del retrato y el autorretrato en especial, cubrió una de las principales áreas de interés en la pintura de Diomede. Estudio indagaba en este terreno y esbozaba una lectura personal de los cambios que atravesaban los realismos contemporáneos tamizados por las conquistas de vanguardia. En la línea de un lenguaje figurativo liberado de necesidades narrativas, el artista minimizó el detalle explorando las posibilidades expresivas del elemento pictórico, el color y el matiz. Mediante un movimiento que reduce el espesor de la materia desde el rostro hacia el entorno potenció la atracción ejercida por la figura de la mujer, aislada y concentrada sobre sí misma. Mientras tanto, el espacio pierde materialidad hasta que el mismo soporte adquiere un valor en la superficie pictórica amalgamado en los tonos tierras del óleo. Esta cualidad de lo ?inacabado?, que ha sido motivo de distinción para la pintura de Diomede, termina por involucrarse en la misma descripción de la escena otorgándole un plus de sentido.