INVESTIGADORES
BERMEJO Talia
capítulos de libros
Título:
El arte argentino entre pasiones privadas y marchands d´art. Consumo y mercado artístico en Buenos Aires, 1920-1960
Autor/es:
TALÍA BERMEJO
Libro:
Travesías de la imagen. Historias de las artes visuales en la Argentina
Editorial:
CAIA - EDUNTREF
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2011; p. 329 - 362
Resumen:
Desde los primeros años sesenta, semanarios populares y grandes diarios distribuían crónicas exitistas sobre las fastuosas ventas que por entonces movilizaban el mercado de arte en Buenos Aires. Hacia finales de la década ya se hablaba de "record en dólares" para obras de artistas locales y de una "verdadera danza de millones" que confirmaba "la edad de la razón del mercado de arte argentino". La evolución extraordinaria de los precios que registraban los medios gráficos, así como también la disolución de grandes colecciones y la emergencia de nuevos protagonistas planteaba un panorama por completo diferente de aquel que se había vivido en las décadas previas. Desde el punto de vista de los coleccionistas pioneros y de un puñado de artistas "exitosos", los años sesenta representaron un momento culminante, un punto de llegada en el desarrollo del consumo de arte nacional. ¿Cuáles fueron las circunstancias que impulsaron este desenlace del mercado? ¿Cuál fue el papel del coleccionismo privado y qué tipo de relaciones estableció con los marchands interesados en estas producciones? Los pasos iniciales de este proceso pueden rastrearse en las primeras décadas del siglo XX cuando un sector del coleccionismo dirigió su atención hacia el arte argentino contemporáneo. Hasta entonces, las elecciones que alimentaban los principales acervos del país se inclinaban con preferencia a la pintura europea. El cambio se tradujo en decisiones que privilegiaron la presencia de firmas nacionales en un panorama de convivencia con piezas de distinta procedencia. Sin embargo, las decisiones que impulsaron las transformaciones más significativas en el consumo fueron aquellas que definieron una re-orientación nítida hacia la producción local y, en particular, hacia los nuevos lenguajes desarrollados durante el período de entreguerras. En paralelo, desde esos años hasta la explosión del mercado en la década del sesenta, los circuitos comerciales se expandieron en forma progresiva y el número de galerías privadas activas hacia el final del período era, por lo menos, cinco veces más grande que al comienzo del mismo. En 1930 se contabilizaban alrededor de diez establecimientos y, a principios de la década del sesenta, la prensa publicitaba cerca de cincuenta galerías dedicadas a la venta de obras en Buenos Aires. A estos números se sumaban las instituciones de promoción artística, así como las asociaciones de artistas y asociaciones culturales en general que también dedicaron parte de su tiempo y sus espacios a la comercialización del arte. Tomando como punto de partida este contexto de expansión de los circuitos artístico-comerciales, me propongo analizar el desarrollo de dos procesos simultáneos que mantuvieron relaciones complejas de contacto y retroalimentación: en primer lugar, la multiplicación de las posibilidades de inserción comercial de las producciones locales, ya sea a través de la apertura de nuevos espacios o del aggiornamento de otros más antiguos; en segundo lugar, el impacto que tuvieron estos cambios en el consumo y, específicamente, en la formación de nuevas colecciones. El objetivo es estudiar los modos en que estas variables se relacionaron con la constitución de un mercado de arte argentino y el rol que tuvo el coleccionismo, pensado como uno de sus engranajes centrales.