Sobre el origen de la cultura humana. Kant y la insociable sociabilidad

LERUSSI, NATALIA

Buenos Aires

Congreso; I Jornadas Nacionales de Filosofía; 2014

Existe un gran acuerdo entre los intérpretes de en que la cultura humana es la consecuencia decorosa del mal inscripto en nuestra especie. Hay, entonces, una visión común entre los críticos que sostiene abierta o tácitamente o bien que la insociable sociabilidad se origina en el mal, o bien que ambos términos, la insociable sociabilidad y el mal, son equivalentes. Aunque esta visión común no siempre lo ha reconocido expresamente esto significa que "Kant no se aparta en la cuestión del origen de la historia, más allá de toda la teología ilustrada de su tiempo, de la creencia en el pecado original del primer hombre" (Weyand, 1963, p. 132). La cultura sería entonces producto del mal y del pecado y, por lo tanto, algo por lo cual, incluso cuando condujese o implicase un progreso, debemos sentirnos culpables. En el presente trabajo nos ocupamos de mostrar la tesis según la cual el principio por el cual Kant comprende el origen de la cultura la "insociable sociabilidad", no implica conceptualmente el "mal". Defendemos así que la cultura es producto de ciertos caracteres disposicionales de la naturaleza de la especie humana que son, por definición, independientes del carácter moralmente pervertido de aquélla.