ISTE   27340
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES SOCIALES, TERRITORIALES Y EDUCATIVAS
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
A modo de introducción
Autor/es:
ROCÍO POGGETTI; GABRIEL CARINI
Libro:
El cooperativismo agropecuario entre el Estado y el mercado. Actores y procesos en perspectiva histórica
Editorial:
UniRío-Idelcoop
Referencias:
Año: 2021; p. 11 - 16
Resumen:
A modo de presentación El cooperativismo agropecuario constituyó (y constituye) una fuente de prolíficos debates públicos y académicos. Algunos más apegados a posturas doctrinarias y otros a revisiones críticas sobre el desarrollo de estas asociaciones en diferentes contextos temporales y espaciales que han procurado comprender la singularidad doctrinaria, económica y organizacional de este tipo de asociaciones. Desde su aparición a mediados de 1980, como campo de estudios profesionalizado, emergieron diversas temáticas como centrales para la comprensión del ?mundo cooperativista? que día a día renuevan el conocimiento sobre la temática. La preocupación por historizar los orígenes del cooperativismo, sus matrices doctrinarias, las políticas públicas y la institucionalidad cooperativa, su vínculo con el desarrollo territorial, las características institucionales y su evolución al compás de los cambios macroeconómicos, los procesos de integración vertical y horizontal, la educación cooperativa y, más recientemente, la atención sobre la cuestión de género son algunas de las más transitadas. Alimentado por estos avances empíricos, en paralelo, se avanzó en construir modelos de análisis que permitan hacer inteligibles las transformaciones institucionales que evidenciaron estas entidades en diferentes coyunturas históricas y que tensionaron sus principios doctrinarios con las prácticas y discursos de sus asociados. Así, estas temáticas muestran la incorporación de múltiples dimensiones ?producto de una historiografía abierta a incorporar avances disciplinares y metodológicos del conjunto de las ciencias sociales? que han complejizado la mirada complejizado la mirada economicista que predominó sobre estos actores. Con la consolidación de las historiografías regionales, en el marco de la normalización y la democratización de las universidades, se favoreció la consolidación de grupos de investigación que comenzaron a indagar las distintas disyuntivas vinculadas a los territorios que habitaban. Este proceso permitió que se complejizara la mirada ?eminentemente pampeana? que se tenía sobre el cooperativismo, sus lógicas internas y externas, los procesos de identificación y la construcción de discursividades en contraste con las prácticas institucionales. En ese conjunto diverso de preocupaciones, la dinámica de los actores cooperativos con el Estado (provincial y, fundamentalmente, nacional) continúa siendo una dimensión privilegiada para alumbrar las opacidades presentes en esa relación. El Estado, en tanto articulador de las dinámicas generales del cooperativismo agropecuario, es central para explicar no solo los procesos de construcción de las políticas públicas orientadas al sector sino también para dilucidar su rol en la estructuración de esos intereses y en la definición de una agenda del movimiento cooperativo. Esto supone reconocer la heterogeneidad de actores que median en el vínculo entre el Estado y el movimiento cooperativo. Es decir, implica atender a diversas agencias estatales, muchas de las cuales cuentan con participación de los actores cooperativistas pero también a las múltiples instancias en las que se agregan los intereses cooperativistas y que se traducen en una vasta red de cooperativas de primer, segundo, tercer y cuarto grado (si ampliamos la mirada sobre confederaciones internacionales). De la misma forma, es posible reconocer otra problemática central que interpela a las diferentes líneas de investigación y que se vincula con las tensiones entre la dinámica social de las cooperativas y los procesos de empresarialización ?sobre todo durante el modelo de los agronegocios pero no exclusivamente? que, en ocasiones, se evidencian en sus estructuras organizativas pero que se hacen más evidentes en sus prácticas. Las exigencias derivadas de un mercado agrícola cada vez más competitivo y concentrado, han presionado a estas entidades para desarrollar estrategias empresariales que les permitan incorporar saberes expertos, ampliar las escalas de sus operatorias e insertarse con mayores grados de autonomía en la cadena agroalimentaria. En parte como consecuencia de ello, se evidencia el distanciamiento concomitante de las bases sociales respecto a diferentes dimensiones de la vida asociativa. Es decir, la desnaturalización de un vínculo cooperativo que se supone inmutable en el tiempo. Sobre esa base de temas y problemas, la presente compilación pretende ser una contribución al estudio del cooperativismo agrario argentino durante el siglo XX, en especial, de las dinámicas que se desplegaron durante diversos regímenes políticos y modelos sociales de acumulación. Procura, en esa línea, una mirada atenta por la necesidad de profundizar en el análisis de la disyuntiva aparente entre estrategias sociales y empresariales. Las diversas dinámicas asociativas expuestas por las y los autores permiten avanzar en una propuesta que se desprende de las visiones dicotómicas que idealizan los vínculos cooperativos para recuperar los procesos multidimensionales que atraviesan las relaciones que se generan entre los productores y sus cooperativas. En particular, se busca problematizar cómo los juegos de poder entre las federaciones representativas de las diversas economías regionales generan conflictos de intereses en torno a la definición de la agenda gremial. En este sentido, a partir de distintos niveles de análisis y escalas territoriales, los capítulos que integran esta compilación se abocan a indagar diferentes dimensiones de los imbricados mecanismos de representación de los intereses de los productores que se replica, con diversos grados de complejidad, en las cooperativas de primero, segundo y tercer grado. Proponemos un recorrido diacrónico que parte la singularidad que asume el cooperativismo agropecuario en las diferentes economías regionales: azucarera, yerbatera, vitivinícola, algodonera y cerealera. Cada uno de los capítulos permite profundizar en las dinámicas específicas que asume el vínculo cooperativo en esos territorios. Al mismo tiempo, y en tanto dotan de densidad histórica al complejo entramado de asociaciones que constituyen el movimiento cooperativo, contribuyen a la comprensión de la desigual realidad que este asume en cada uno de esas regiones. Abre la compilación el capítulo de María Celia Bravo, ?Los llamados ingenios azucareros cooperativos de Tucumán en el marco de la agitación agraria (1918-1928)?. La autora recupera una serie de iniciativas y debates en torno a la creación de ?cooperativas? azucareras durante la república radical. El recorrido se nutre de discusiones técnicas sobre los procesos culturales y las innovaciones en torno al cultivo de caña y, fundamentalmente, de los contrapuntos que se generaron entre industriales, productores y políticos en el contexto de crisis de sobreproducción. Como resultante de ese recorrido se pueden observar los límites que encuentra la forma cooperativa a pesar de los estímulos ? sobre todo discursivos ? del gobierno provincial para materializarse. De esa forma, lo que predomina en la producción azucarera van a ser empresas con el aporte estatal y de privados y, fundamentalmente, sociedades anónimas. Así, las formas empresariales adquirieron centralidad en el desarrollo de la actividad azucarera. Leando Moglia en el capítulo titulado ?El devenir del cooperativismo algodonero chaqueño? reconstruye el derrotero de estas asociaciones en vinculación con los ciclos de producción del algodón y la injerencia del Estado en la regulación de ciclos agrícolas. En función de ello, propone una periodización específica para la comprensión del devenir del cooperativismo algodonero de la actual provincia del Chaco. Se ocupa de señalar, en cada segmento temporal, tanto la situación de la producción algodonera, las políticas públicas agrarias en general y cooperativistas en particular así como la evolución específica de las cooperativas chaqueñas. Es posible advertir, en esa interrelación entre el cooperativismo y la principal producción provincial, un proceso temprano de incorporación de elementos gerenciales y empresariales en las cooperativas de primer grado. Estas transformaciones generan tensiones iniciales que se profundizaron con la expansión de las producciones pampeanas a la región chaqueña y la lógica disruptiva que ello supuso para una gran parte de los productores algodoneros tradicionales de estas asociaciones.Por su parte, Juan Manuel Cerdá realiza un análisis de largo plazo del cooperativismo vitivinícola radicado en Mendoza en el capítulo ?El cooperativismo vitivinícola en Argentina?. Luego de señalar algunas dimensiones estructurales del agro mendocino, introduce la singularidad que manifiesta el cooperativismo en este territorio. La misma está dada, por un lado, por la incorporación tardía en la provincia, en relación a los territorios pampeanos e, incluso, a otras economías regionales como la chaqueña y la misionera y, por el otro lado, la consolidación del cooperativismo mendocino coincide con la crisis que evidenció el movimiento en la década de 1990. Así, se evidencia un proceso mediante el cual FECOVITA, entidad de segundo grado, logra generar dinámicas de gestión e integración empresariales que contribuyeron a consolidar, diversificar y expandir el mercado de los vinos y, por ende, a sostener las trayectorias productivas de los productores asociados a la entidad. En este marco, el autor introduce a la problematización de las dinámicas de inclusión y exclusión cooperativas que gestionan la dirigencia de FECOVITA y los impactos en la estructura agraria y el agro mendocino que generan sus estrategias asociativas. El capítulo de Rocío Poggetti y Gabriel Fernando Carini ?CONINAGRO en el vaivén de las políticas públicas? se historiza la construcción institucional de la entidad de tercer grado que se constituyó en interlocutora privilegiada en los procesos de mediación política con el Estado nacional. Para ello proponen una mirada que articula tres dimensiones de análisis. Una vinculada al devenir de las políticas económicas y la institucionalidad estatal asociada al cooperativismo, otra que acentúa en las lógicas internas de la entidad, en los consensos que se generaron y en los desequilibrios entre las federaciones participantes y, por último, una que prioriza las instancias de alta intensidad política y que se observa en la participación de la entidad en frentes sectoriales y acciones colectivas. Este recorrido permite identificar tres coyunturas claves que terminan por configurar lineamientos institucionales, muchos de los cuales perduran en la actualidad. Algunos de los más relevantes se expresan en la tensión existente entre federaciones de cooperativas que asumen diagnósticos y perspectivas de acción de tipo empresarial con otras que se anclan en la comprensión de la entidad como eminentemente gremial. La compilación continúa con ?Asociacionismo en la agroindustria yerbatera: entre los principios cooperativos y la lógica del mercado (1966-2013)?, autoría de Lisandro Rodríguez, quien a lo largo del capítulo da cuenta de la heterogeneidad de prácticas que atraviesan el universo yerbatero de la provincia de Misiones. Atento a las alteraciones en la estructura agraria y a los ciclos yerbateros se construye una mirada que articula la forma que adopta el capitalismo en el agro nacional y en la agroindustria yerbatera en particular. Por medio de una criteriosa selección de referentes empíricos, el autor nos introduce a un complejo entramado de relaciones sociales y económicas que se estructuran en torno a la producción de yerba y que permiten matizar modelos (aparentemente) excluyentes de gestión cooperativa. En este punto, observa cómo a partir de la década de 1960 se opera un quiebre que implica el desplazamiento de una agricultura tradicional a otro más empresarial donde la competitividad y las ganancias constituyen la parte principal de la agenda. Esta disposición hace que las cooperativas incorporen estrategias de acción que varían a partir de sus trayectorias previas pero que proponen cursos alternativos para la reproducción en contextos económicos cada día más desafiantes.Cierra la compilación la propuesta de Martín Bageneta ?Acciones, estrategias y narraciones de la Unión Agrícola de Avellaneda (Santa Fe) en el agronegocio (1990-2017)? que recorre los diferentes procesos de expansión territorial y productiva que ha transitado esta cooperativa de primer grado preguntándose cómo estas transformaciones impactan en los imaginarios colectivos. Para ello, propone el análisis de un doble disloque: territorial y asociativo, en el marco de las estrategias que ha desarrollado la entidad como respuesta a la expansión del agronegocio en el Gran Chaco marginal. Se ocupa en particular de mostrar las nuevas dinámicas a través de las que se constituyen los vínculos cooperativos y en las que predominan el sentido de alejamiento y extrañeza por parte de los productores respecto a la entidad que los nuclea. A ello colabora el hecho de que la mayor parte del volumen de operatoria de las sucursales en estos territorios ampliados se desarrolla con productores no asociados. En torno a estas bases, revisa los diferentes discursos que se producen en torno al imaginario y a la identidad cooperativa: por un lado, los construidos por lo que el autor denomina como fracciones dominantes y, por el otro lado, aquellas críticas que devienen de los productores y que disputan los sentidos hegemónicos construidos en torno a la dinámica de la Unión. Rocío PoggettiGabriel Fernando CariniRío Cuarto, primavera de 2020¬