IHUCSO LITORAL   26025
INSTITUTO DE HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES DEL LITORAL
Unidad Ejecutora - UE
libros
Título:
Dudas de los pirrónicos
Autor/es:
FERNANDO BAHR (ESTUDIO PRELIMINAR, TRADUCCIÓN Y NOTAS)
Editorial:
El cuenco de plata
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2017 p. 167
ISSN:
978-987-3743-59-7
Resumen:
Doutes des Pyrrhoniens es el nombre de un manuscrito de autor anónimo cuya única copia se encuentra en la Biblioteca Real de Bélgica. Consta de 114 páginas divididas en ocho capítulos o dudas, la última de las cuales abarca casi dos tercios del total, y hasta ahora no había sido transcrito ni traducido a ningún idioma. Su título completo es "Dudas de los pirrónicos. Primero, acerca de si la religión ha sido formada o viene de Dios, o bien si es un artificio de los políticos. Segundo, suponiendo que Dios sea el autor, acerca de cuál es la verdadera y la que es preciso elegir dentro del gran número de religiones diferentes que hay en la tierra". En él, como el título lo sugiere, la equipolencia y la suspensión de juicio se concentran en un punto particular de la encuesta escéptica. En efecto, los ?verdaderos y buenos pirrónicos? de este texto no dudan ni de nuestra existencia, ni de la del universo, ni de la existencia de la Divinidad (en tanto que nos limitemos a concebirla como el primer Ser eterno del cual todo proviene). Dudan ?únicamente de las funciones y de los atributos de los cuales los dioses han sido revestidos, o se le han atribuido?. Dicho de otra manera, el conflicto que sirve de partida para el autor anónimo es menos el conflicto de los dogmatismos filosóficos (como en Sexto Empírico) que la realidad histórica de las marcadas divisiones religiosas. En definitiva, el problema del criterio se coloca menos sobre el plano de la filosofía que sobre el de la religión, y, dentro de éste, el de la elección entre diferentes credos. Por otra parte, al riesgo de que el escepticismo lleve a la gente a creer que todas las religiones han sido inventadas por los hombres (duda que, en efecto, gana en consistencia a lo largo de la obra), el autor del manuscrito responde apelando a una revelación que no quiere ser sino natural, inscrita por Dios directamente en el corazón; un Dios, por supuesto, que se presenta como el ?autor de la naturaleza? y no como el soberano de una religión determinada.