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Cuando uno habla o escribe no lo hace desde la nada o desde el aire o el vacío. Lo hace desde un lugar singular o particular y, por tanto, atravesado por la propia historia, la condición social, el género, la raza o etnia, la cultura, la ideología y la propia formación (o deformación) profesional. En este sentido, esta conferencia la pensé y escribí desde mi condición de mujer, militante social, docente investigadora universitaria y trabajadora social. Durante muchos años me desempeñé como profesional de la Dirección de Violencia Familiar y Género y la Línea 102 dependientes del actual Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Misiones. Intervine en muchísimos casos de maltrato y abuso sexual infantil, elaboré muchos informes sociales, escuché relatos descarnados, dolorosos, pude observar las desvastadoras consecuencias que provoca el Abuso Sexual Infantil en la subjetividad de los NNyA que han sido objeto de abuso por parte de algún adulto. Como asimismo el profundo impacto que genera esta situación en la organización y dinámica familiar de estos NNyA. Y también tengo que decirlo, lamentablemente, pude vivenciar el peregrinar y la revictimización de los niños y sus familias, producto de la negligencia, la indiferencia, la inacción o acción inadecuada de muchos funcionarios y profesionales de los servicios de salud, justicia y seguridad y también de los propios trabajadores/as sociales.Lo que quiero compartir con ustedes son algunas reflexiones desde la singularidad de la mirada del Trabajo Social en relación al problema del Abuso Sexual Infantil, mencionar algunos dispositivos de intervención profesional, mostrar la necesidad de visibilizar e interpelar en todo momento nuestras propias prácticas profesionales en relación a este gravísimo problema social y también dar cuenta del desgaste profesional que siempre provoca el estar cotidianamente en contacto con este problema.