IESYH   25278
INSTITUTO DE ESTUDIOS SOCIALES Y HUMANOS
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
¿QUÉ SIGNIFICA SER HOY UN INTELECTUAL COMPROMETIDO CON LA UNIVERSIDAD PÚBLICA ARGENTINA?
Autor/es:
MARTÍNEZ, SILVANA NOEMÍ Y AGUERO, JUAN OMAR
Lugar:
Villa Mercedes
Reunión:
Jornada; Jornada de Debates Contemporáneos de la Reforma Universitaria. La conmemoración del Centenario de la Reforma del 1918 y la situación actual; 2018
Institución organizadora:
UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN LUIS
Resumen:
Eje Temático 2 Crítica de la Universidad actual y prácticas y saberes en disputa contra la hegemonía que sustenta el modelo productivo y de desarrolloAutores: Dra. Silvana Martínez y Dr. Juan Agüero, Docentes Investigadores del Instituto de Estudios Sociales y Humanos, IESYH-CONICET-Universidad Nacional de MisionesComo sostiene Rodolfo Walsh, ?El campo intelectual es por definición la conciencia. Un intelectual que no comprenda lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante, y el que comprendiendo no actúa tendrá un lugar en la antología del llanto pero no en la historia viva de su tierra?Las Universidades siempre fueron ámbitos privilegiados de conocimiento y formación y respondieron a diversos intereses político-ideológicos y económicos en distintos momentos históricos. Siempre se vincularon al poder y ejercieron poder e influencia, basados precisamente en el saber y en el prestigio de quienes producen y distribuyen conocimientos. Si bien este poder es fundamentalmente simbólico, siempre se encarnó en intereses político-ideológicos y económicos muy concretos. Además, siempre fueron instrumentos privilegiados de liberación y emancipación, pero también de opresión y dominación, dependiendo esto de para qué y para quién se ejerce el poder y del Proyecto Político-Ideológico encarnado en las Universidades, ya que forman parte de la construcción de un proyecto de país. Es decir, no son ni fueron nunca neutras ni asépticas, dado que la política es un componente constitutivo de las Universidades.Por otra parte, las Universidades Públicas no sólo forman profesionales sino que además deberían formar intelectuales y ciudadanos/as comprometidos/as con su tiempo y su realidad histórica. Esto implica una tarea más que urgente y necesaria: construir sujetos políticos. Que los estudiantes se vean a sí mismos como sujetos políticos y, como tales, intenten comprender la realidad internacional, nacional, regional, social e institucional, no sólo para interpretar los procesos, sino para transformarlos dentro de sus posibilidades y no ilusoriamente por fuera de ellos. En este marco, las cátedras deberían ser espacios en donde se generen las condiciones no sólo para formar sujetos con habilidades y competencias teórico-metodológicas, sino también sujetos capaces de interpelar, cuestionar, deslegitimar lo establecido, romper las cadenas epistemológicas y pseudocientíficas que no les permiten pensar como sujetos autónomos, utilizar el conocimiento para recrearse a sí mismos, tomar decisiones, buscar el sentido de la profesión y construir poder participando en las organizaciones profesionales, pero también en las organizaciones populares y en los movimientos sociales.Sin embargo, en muchos casos en nuestro país, las Universidades Públicas se transformaron en aparatos ideológicos de dominación y de reproducción del imperialismo/colonialismo norteamericano. No sólo se eliminaron y demonizaron categorías de análisis como pueblo, ideología, conciencia, explotación, sino que también se eliminaron literalmente a los más brillantes intelectuales del pensamiento latinoamericano, se dejaron de lado sus obras, sus ideas, se persiguió a los seguidores de estas ideas, se vaciaron las aulas de contenidos políticos, de compromisos sociales, de proyectos colectivos y se escindió la formación del proyecto de país.En este proceso de vaciamiento, despolitización y reproducción de un orden capitalista-patriarcal-colonial-moderno-eurocéntrico-norteamericano, ¿cómo construimos intelectuales comprometidos con nuestro tiempo y nuestra realidad histórica? El mismo Walsh nos da una pista: el campo de la conciencia. Tenemos que aclarar que no estamos hablando de la conciencia a la que se refiere el psicoanálisis, sino de la conciencia histórica a la que se refiere Marx en aquella frase memorable de la tesis 11 contra Feuerbach: ?Los filósofos se han dedicado a interpretar el mundo, de lo que se trata es de transformarlo?. Estamos hablando de la conciencia emancipatoria que describe la filósofa española Stella Villarmea cuando alude a aquella lucidez que todos tenemos en algún momento de nuestras vidas, de interpelar el mundo que nos rodea con la intención de deslegitimar lo establecido. Estamos hablando de la conciencia liberadora que nos proponía Paulo Freire ya en los años sesenta. Después vendría la Alianza para el Progreso, la Doctrina de la Seguridad Nacional y el Consenso de Washington, instrumentos nefastos del imperialismo norteamericano que -dictaduras mediante- no sólo frenaron y bloquearon el desarrollo histórico de aquella conciencia, sino las posibilidades mismas de construcción de sujetos pensantes, autónomos y capaces de comprender su tiempo y construir su propia historia. Hoy, en un contexto muy parecido al de entonces, tenemos que hacernos la pregunta que se hacía Darcy Ribeiro en 1991: ?¿Dónde está la intelectualidad iracunda que se haga voz de este pueblo famélico? ¿Dónde están las militancias políticas que armen a los latinoamericanos de una conciencia crítica esclarecida sobre nuestros problemas y decidida a dejar atrás tantos siglos de padecimiento? Frente al silencio ruidoso de esas voces de indignación, lo que prevalece es el entorpecimiento producido por los medios. Y la inclinación casi irresistible de tantos subintelectuales de culpar a los negros por el atraso en que están enlodados; de culpar a los pobres por su miseria; de culpar a los niños del pueblo por su fracaso en la escuela; de atribuir el hambre a la imprudencia de la población; de acusar a los enfermos como culpables de sus males por la falta de higiene o negligencia?Lo que nos sobra en estos tristes días son las voces de irresponsables, sólo sensibles a los intereses minoritarios y a las razones del lucro?Por eso la pregunta que proponemos para el debate: ¿qué significa hoy ser un intelectual comprometido con la Universidad Pública Argentina?