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Las cuencas lacustres endorreicas de zonas áridas son excelentes sitios para el estudio e interpretación de los paleoclimas. Estas cuencas funcionan como receptáculos de sedimentos y componentes orgánicos que proporcionan información valiosa para estudios paleolimnológicos. A su vez se caracterizan por el desarrollo y conservación de geoformas litorales indicadoras de la génesis delos procesos involucrados y del contexto ambiental en el cual fueron construídas.Las geoformas litorales pueden aportar información acerca de la extensión, geometría y las variaciones hidrológicas de los paleolagos (Schuster M., & Nutz A., 2017). Las líneas de costa, que incluyen cordones, barras o espigas y las formas y depósitos de origen fluvial y eólico asociados permiten un análisis abarcativo de la evolución de estos sistemas. El desarrollo y distribución deabanicos, terrazas fluviales y acumulaciones y formas de origen eólico tienen relación directa con las variaciones del espejo de agua, que funciona como nivel de base local. Es por ello que su estudio integral permite inferir variaciones ambientales.En Patagonia existe un número importante de cuerpos de agua endorreicos. Los más estudiados son el lago Cardiel en Santa Cruz, y la laguna Cari-Laufquen en la provincia de Río Negro (Ariztegui et al., 2008). En el Chubut extraandino existen más de 50 cuerpos de agua endorreicos que desarrollan geoformas litorales características. La Laguna de Agnia, ubicada en el centro norte delChubut, es una de las más sobresalientes debido a su tamaño y a la conservación de los rasgos morfológicos litorales (Fig. 1A). Se corresponde con un cuerpo de agua que varía entre 4 y 20 km2 de superficie, según la época del año, y preserva en su margen oriental, a lo largo de más de 5 Km, un gran número de paleolíneas de costa. Nullo (1983) individualizó seis de estas unidades las cuales interpretó como ?cordones psefíticos? correspondientes a antiguos niveles del lago durante el Pleistoceno, asignándoles esta edad en base a estratigrafía relativa.En este trabajo describimos alrededor de 25 líneas de costas alargadas, continuas, de morfología convexa y perfil asimétrico, desarrolladas en el sector oriental de la depresión. Presentan una gran diversidad de tamaños, pudiendo alcanzar, las unidades más grandes, los 16 km de longitud, superar los 100 m de ancho y mostrar alturas de entre 7 y 10 m. Los niveles superiores de estos montículos consisten en gravas medias a finas y arenas gruesas, bien seleccionadas, con clastos redondeados, escasa matriz e incipiente estratificación horizontal. De este conjunto de crestas se distinguen 3 unidades de gran magnitud, separadas entre sí por más de 1 km ubicadas a distintas cotas, que presentan una morfometría similar y un conjunto de líneas de menor tamaño asociadas (Fig. 1B). Estas geoformas se han desarrollado, esencialmente, sobre depósitos pedemontanos y muestran en su superficie un drenaje con diseño en enrejado acorde con la forma y posición de los depósitos costeros.Los cursos fluviales de mayor tamaño han erosionado transversalmente estas acumulaciones, dejando expuestos al menos tres niveles de terrazas (Fig. 1C). Hemos reconocido, además, 5 grupos de abanicos desarrollados a distintas cotas (Fig. 1D). También identificamos depósitos de origen eólico, en la margen oriental, constituidos por material limo-arenoso (Fig. 1E).Si bien no se cuenta, por el momento, con edades numéricas que ayuden a acotar el lapso temporal de la evolución de la laguna, el mapeo geomorfológico de detalle nos ha permitido identificar un número importante de estabilizaciones del pelo de agua que confirman un patrón regresivo, probablemente asociadas a períodos suscesivos de menores precipitaciones. En base a la continuidadlongitudinal y al pronunciado resalto topográfico de algunas líneas de costa, que hemos interpretado como cordones litorales, y a la densidad de líneas costeras de menor tamaño asociadas a éstas, que vinculamos a barras o barreras, reconocemos tres estabilizaciones principales registradas a distintas cotas. Los niveles de terrazas fluviales identificadas y la disposición de los grupos de abanicos coinciden con este patrón regresivo. Por su lado, la presencia de unidades de origen eólico activas en el sector indica la instauración de condiciones áridas en el pasado geológico reciente. Los resultados de este trabajo confirman la utilidad de los estudios geomorfológicos de detalle para conocer la evolución paloambiental en la laguna de Agnia como base para eventuales interpretaciones paleoclimáticas en la región.