INBIRS   24491
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES BIOMEDICAS EN RETROVIRUS Y SIDA
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Compromiso sistémico severo debido a la coinfección por Strongyloides stercoralis y el Virus Linfotrópico T Humano Tipo 1
Autor/es:
CANEPA C; BIGLIONE M; BERINI C; QUINTERO O
Lugar:
CABA
Reunión:
Congreso; XVII Congreso Argentino de la Sociedad Argentina de Infectología; 2017
Resumen:
Introducción: Strongyloides stercoralis (S) es un nematode que produce infecciones severas (hiperinfección y diseminación) en pacientes inmunocomprometidos. La forma clínica más frecuente es la asintomática. El HTLV-1 produce un perfil Th1 inflamatorio con altos niveles de IFNgamma y consecuente disminución del perfil Th2 (IL4, IL5, IL13 e IgE) antiparasitario; alteración funcional y disminución de eosinófilos. La infección por HTLV-1 predispone a mayor riesgo de adquirir el parásito y provoca falla terapéutica de los antihelmínticos con formas severas de strongiloidiasis. Las áreas endémicas de ambos patógenos se superponen (Noroeste de Argentina, Perú, Bolivia), por lo cual es relevante conocer el riesgo de esta coinfección. Resumen clínico: Paciente mujer oriunda de Perú de 25 años de edad. Después de recibir tratamiento sintomático en guardias, consultó a un servicio de gastroenterología en marzo de 2016 por vómitos incoercibles, diarrea, dolor abdominal, fiebre y pérdida de peso (>16kg) y de la agudeza visual del ojo derecho. Comenzó con los síntomas GI 3 meses antes al regresar de Perú. Presentaba parámetros de desnutrición y distensión abdominal con neutrofilia, hiperplaquetosis (625,000/mm3), hiponatremia (111 mmol/liter) e hipoalbuminemia (1.8 g/dL). El primer estudio coproparasitológico seriado fue negativo. Se descartó HIV-1 y otras inmunodeficiencias. Una endoscopia mostró signos de atrofia duodenoyeyunal con lesiones petequiales. Ante la sospecha de vasculitis se indicó corticoides. Subsecuentemente, se detecta Escherichia coli en orina, Klebsiella pneumoniae en sangre y se diagnostica endoftalmitis. Se inició antibioticoterapia. La paciente siguió empeorando con fiebre, dolor abdominal, diarrea y petequias en pared abdominal. Las biopsias de dudodeno y colon tomadas durante la videoendoscopía alta y videocolonoscopia mostraron numerosas larvas y huevos de strongyloides al igual que la biopsia de la pared abdominal, observándose el parasito en capilares dérmicos. Un nuevo parasitológico detectó larvas. Debido al diagnóstico de infección severa por S. stercoralis se solicitó diagnóstico para HTLV-1 que se confirmó por ELISA (BIOARS) y nested-PCR. La carga proviral determinó 4 copias de HTLV-1/100 PBMC por qPCR. Ambos padres resultaron HTLV-1 positivos. Se indicó albendazol e ivermectina hasta la negativización de los parasitológicos. Requirió alimentación parenteral y la evolución fue lentamente favorable. Conclusiones: Se recomienda realizar el diagnóstico de infección con HTLV-1 en todos los pacientes con strongiloidiasis crónica. Por otro lado, es relevante, la sospecha de este parásito en portadores de HTLV-1, aunque no exista hipereosinofilia o larvas en materia fecal y evitar el uso de inmunosupresores, así como un diagnóstico precoz y certero en pacientes con riesgo de infección severa (trasplante, inicio de esteroides, estado de inmunosupresión). Se debe considerar la coinfección S.Stercolaris/HTLV-1 en nacidos o inmigrantes de áreas endémicas y la posibilidad de realizar una PCR rápida, técnica propuesta recientemente en el algoritmo para la detección precoz de Strongiloides con el fin de evitar enfermedad severa.