INVESTIGADORES
LIDA Miranda
libros
Título:
Historia del Catolicismo en la Argentina. Entre el siglo XIX y el XX
Autor/es:
LIDA, MIRANDA
Editorial:
Siglo XXI
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2015 p. 270
ISSN:
978-987-629-595-6
Resumen:
Cuando se habla del papel de la religión en las sociedades contemporáneas la secularización es lo primero que viene a la mente, de manera casi natural. ¿Qué es la religión en pleno siglo XXI? Más aún ¿qué papel le cabe al catolicismo hoy? Sabemos que ha de ser muy distinto al que tuviera tres, cinco siglos atrás; son tantos y tan profundos los cambios transcurridos desde entonces. La secularización es la respuesta que solemos dar a esa vasta escala de transformaciones, indisociables a su vez de la modernidad. ¿Viene, pues, dada por añadidura, desde la Reforma protestante a esta parte? Difícil dar una respuesta unívoca a esta cuestión. Hemos sido testigos en las ultimas décadas de cómo la modernidad fue sometida a una intensa discusión, de la que puede colegirse que la secularización no permaneció indiferente. Sabemos que la modernidad es todo un problema en sí mismo; ya no nos satisfacen las lecturas teleológicas y ontológicas heredadas. ¿Podemos, por consiguiente, seguir hablando de secularización? En las últimas décadas, las ciencias sociales han ido despojándose de los resabios decimonónicos en torno de la secularización, puesto que los conceptos heredados se han revelado inapropiados, tanto para la reflexión, como para la investigación empírica. No hay sociólogo o teórico de la religión que hoy siga al pie de la letra las ideas de la secularización de Max Weber, Emile Durkheim o Ferdinand Tönnies, por mencionar sólo algunos pocos nombres entre los clásicos. Por el contrario, coinciden, y también lo hacen los historiadores, en la necesidad de matizar un proceso inevitablemente hecho de grises, donde los cambios son menos bruscos de lo que se creía en el siglo XIX. De allí resulta un concepto menos determinista, más receptivo a captar los puntos de fuga que hacen inviable la utilización de conceptos del siglo XIX para la comprensión y el análisis de las sociedades de los siglos XX, e incluso XXI. Así, podemos argüir que hoy existe un fuerte consenso en el agotamiento de las ideas decimonónicas de la secularización, y más a la luz de los debates que se sucedieron en torno de la posmodernidad, desde la década de 1970 en adelante, debates que han redundado, entre otras cosas, en la búsqueda de nuevas perspectivas, más refinadas, dentro de la sociología y la historia religiosas. El concepto ha sido desmenuzado por los especialistas y hoy en día tenemos que ser muy cautos: no podemos usarlo con ligereza. Más aún, ni siquiera podemos dar por descontado que el lector lo interpretará en un sentido unívoco, puesto que se ha vuelto polisémico. Así, nuestro punto de partida es resbaladizo.La secularización puede referir a un proceso de separación o autonomización de esferas, en clave weberiana en última instancia, por el cual la religión habría dejado de lado la omnipresencia que supo tener, tal vez, en un pasado lejano en el que todas las prácticas y saberes humanos habrían estado imbuidos de valores teológicos. El desarrollo de la ciencia moderna es en este sentido paradigmático. Esta interpretación es la menos equívoca, pero es también la que menos nos aporta para pensar las sociedades del siglo XX, puesto que la separación de esferas era ya un hecho consumado para estas fechas. Así, deja bajo un cono de sombra el papel de la religión en la vida pública, su influencia sobre las subjetividades, sus intercambios simbióticos con la modernidad, entre otras cuestiones que son decisivas para comprender qué papel juega la religión en sociedades donde se encuentra establecido el sufragio universal (o al menos ya se ha producido una cierta tendencia a la incorporación de las masas a la política), la ampliación de los derechos ciudadanos en general, la industrialización, la masificación del consumo, de la educación.A la luz de todas estas cuestiones muy siglo XX, la secularización también fue pensada por los especialistas como un proceso de privatización de lo religioso. En las sociedades hiperindustrializadas del presente, la religión parece ser menos convocante que antaño en la vida pública. Los rituales modernos de las sociedades de masas, tales como el culto a la nación, o así también los deportes convertidos en espectáculos de masas, supusieron desafíos para una religión, en especial, como la católica, que en distintos momentos del pasado habría ocupado, incluso invadido dirán, la vida social en sus múltiples, casi infinitos meandros, sin dejar fuera de su órbita ninguna práctica o espacio social. La modernidad, por el contrario, habría obligado a la fe a retraerse al ámbito privado de las conciencias individuales, pura y exclusivamente, tal como se reclamó con insistencia en los siglos XVIII y XIX. Sin embargo, esta conceptualización, que pretendía ajustarse a los problemas de las sociedades del siglo XX, no logró sustraerse del todo bien al anhelo de dar con un concepto no determinista, no teleológico, flexible, capaz de amoldarse a sociedades complejas, poco homogéneas, como las contemporáneas. Acá está el desafío, a la vez que el aporte de los debates de las últimas décadas, que son un poderoso estímulo para una aggiornada teoría de la secularización. Los estudios más recientes, de hecho, van en camino de intentar poner en diálogo la teoría social con la historia religiosa; estos entrecruzamientos se han revelado fructíferos puesto que ayudan a refinar hipótesis y razonamientos. Es de esperar que en las próximas décadas asistamos a los frutos maduros de estos desarrollos, con propuestas teóricas y metodológicas más ajustadas a los diversos escenarios y contextos históricos. Por caso, ¿puede ser idéntica la teoría de la secularización en Europa y en América Latina? Es un interrogante legítimo, no muy original, puesto que se deja leer en buena parte de la producción académica actual sobre esta temática. Al fin y al cabo, la teoría decimonónica tradicional, hoy desacreditada, era hija del eurocentrismo dominante en su tiempo. No es propósito de este libro, sin embargo, proponer una teoría superadora, quizás alternativa, que cual una panacea proporcione una explicación omnicomprensiva de un fenómeno tan intrincado, complejo y multidimensional como el de la secularización. Humilde en sus propósitos, pero firme en la idea de que es posible hilvanar una historia religiosa más allá de la secularización ?tan temida por unos, tan utópicamente ambicionada por otros?, este libro procura introducir al lector en una reconstrucción histórica del catolicismo en la Argentina en el período que transcurrió entre la celebración del Concilio Vaticano I y las vísperas del Concilio Vaticano II. La historia del catolicismo argentino en los tiempos de vigencia del primer concilio es una excusa y una invitación a repensar la relación entre la religión católica y la modernidad, justo antes de que los vientos conciliares de los años sesenta arrasaran con ese pasado "preconciliar", según se lo denominaría ex post, de manera despectiva y unidimensional.