El sinuoso viaje de Monseñor De Andrea al catolicismo liberal

LIDA, MIRANDA

Buenos Aires

Mesa redonda; El catolicismo en la encrucijada de la Segunda Guerra Mundial: debates argentinos y atlánticos; 2013

Universidad Católica Argentina

El estallido de la Segunda Guerra Mundial, provocada por la invasión nazi de Polonia el 1 de septiembre de 1939, encontró fuerte eco en el catolicismo, tanto argentino como mundial. La oración de Navidad del papa Pío XII de 1939 abrió el fuego con la denuncia acerca de las atrocidades que las guerras totales del siglo XX cometían contra los civiles, al mismo tiempo que llamó la atención acerca de la necesidad de una paz justa, que respetara a las naciones grandes y pequeñas y que al mismo tiempo fuera capaz de promover la desmilitarización a través de eficientes organismos internacionales. La guerra todavía no había entrado en su fase más dramática −a fines de 1939 nos encontramos todavía en pleno drôle de guerre− pero el debate acerca del sentido de la guerra y de la paz verificó una rápida aceleración, como era de esperar, con la invasión y ocupación de Francia por parte de los nazis, entre mayo y junio de 1940. Gustavo Franceschi se apresuró a publicar en julio su Visión espiritual de la guerra, que reúne una serie de artículos extraídos de la revista Criterio. Franceschi trató de conservar la equidistancia en la guerra, sin pronunciarse a favor de ninguno de los dos bandos porque, al fin y al cabo, los regímenes liberales eran tan ateos como los totalitarismos y los dos le resultaban igual de repudiables. Con una muy cuidadosa argumentación teológico-política donde resuenan los nombre de Santo Tomás de Aquino, Joseph de Maistre y Louis Veuillot, Franceschi proporcionó la justificación que el episcopado hizo suya cuando necesitó sostener a ultranza la neutralidad argentina en la guerra, una neutralidad que, con el correr del tiempo, resultaría sospechosa de ser poco neutral (valga la redundancia). La cuestión no tardó en despertar un espinoso debate, en especial hacia 1941, cuando la posición alemana en la guerra comenzó a tornarse más difícil; el ingreso de Estados Unidos en diciembre acompañó un nuevo escenario en el que el catolicismo argentino comenzó a dar muestras de creciente ebullición. Su expresión más elocuente fue la aparición en septiembre de 1941 de la revista Orden Cristiano, netamente aliadófila, que rompería con la pax neutralista que el episcopado procuraba mantener a toda costa, al precio de sufrir gestos de censura por parte de la jerarquía eclesiástica. En un contexto cada vez más caldeado, De Andrea, por su parte, pasó de una tibia posición neutral inicial a un fuerte acercamiento con los aliados, que lo llevaría a visitar los Estados Unidos en 1942, un viaje que en muchos sentidos sería considerado decisivo para los años por venir.