INVESTIGADORES
SELDES Veronica
congresos y reuniones científicas
Título:
Organización del espacio ritual en el inicio de las sociedades aldeanas
Autor/es:
V. SELDES; M. CLARA RIVOLTA; CABRAL JORGE
Lugar:
Santiago de Chile
Reunión:
Congreso; XXI Congreso Nacional de Arqueología Chilena. Santiago de Chile; 2018
Resumen:
Los espacios funerarios, al igual que otros espacios socialmente producidos, son vividos y aprehendidos por los diferentes actores como formas de establecer y demarcar identidad, como articuladores de las diferentes relaciones sociales (Acuto 2012, Acuto et al. 2011, Hutson 2002). En tanto espacios de socialización, se conforman como una serie de prácticas alrededor del difunto que reflejan la memoria de ese grupo generando formas de ritualización de la misma (Fahlander y Oestergard 2008).El estudio de las prácticas mortuorias, esto es, los rituales mortuorios, estructuras funerarias, contextos de entierro y otras prácticas vinculadas a la muerte, como parte de las prácticas sociales de los distintos grupos, constituye una interesante fuente de información que puede dar cuenta de los procesos de desarrollo y cambio experimentados por las poblaciones prehispánicas. En este sentido, se ha planteado que en los Andes la muerte formaba parte de la experiencia cotidiana de los pueblos (Acuto et al. 2011), atendiendo al hecho que los pueblos prehispánicos andinos en general mantuvieron una convivencia cercana con los espacios funerarios, los cuales, en general, no estaban segregados espacialmente de las viviendas. Sin embargo, la arqueología al mismo tiempo de reconocer ciertos patrones culturales para el área andina, también han señalado que en las diferentes regiones se registra heterogeneidad en sus prácticas a lo largo del tiempo. Esto implica la necesidad de abordar las prácticas socioculturales y político-económicas de los diferentes pueblos que habitaron el área de manera particular, evitando las generalizaciones sobre comportamientos panandinos que implica subsumir la diversidad en un todo más amplio.En esta contribución se espera discutir el uso del espacio funerario, en particular el cementerio de Salvatierra como forma de comprender parte de la ritualidad de los pueblos que habitaron la región durante el Formativo Temprano (1500 a.C. - 400 d. C).Este cementerio fue excavado durante la década del 70 por Pío Pablo Díaz (1976), analizándose un total de 64 tumbas. A partir de las libretas de campo se pudieron reconstruir los espacios de inhumación realizando un registro minucioso de cada contexto en particular. Las inhumaciones fueron localizadas sobre el faldeo de la terraza fluvial inferior correspondiente a la margen derecha del Río Calchaquí. Indudablemente, el tiempo transcurrido desde la colocación de los cuerpos, sumado al emplazamiento y los fenómenos climáticos, entre otros, las lluvias estivales provocaron una dinámica en términos erosivos que fue modificando el paisaje original. De esta forma, los sectores destinados a los entierros se localizaron desde el tramo superior de la pendiente, en dirección hacia el río, es decir hacia el cauce del río Calchaquí. De acuerdo con los registros de excavación el sitio de inhumación se encuentra disociado en dos sectores, el I y el II separados ambos por una angosta quebrada. En el sector I se identificaron las tumbas 1 a 31, mientras que en el sector II se localizaron la 32 a la 62.Respecto a la cantidad de individuos inhumados, en general la gran mayoría contiene un único individuo, aunque los estudios bioarqueológicos efectuados (Seldes y Zigarán 2010) permitieron destacar la presencia de varios individuos en algunas tumbas, representados por algunas partes anatómicas y no por el esqueleto completo.Uno de los aspectos más significativos se refiere a la preparación e inversión de tiempo y energía dedicada a la conformación del espacio para la localización de los cuerpos. Se han podido identificar al menos dos tipos de tumbas, distinguiéndose las cámaras y los entierros denominados en socavón. Esta terminología utilizada inicialmente (Díaz 1976) comprende para el caso de las cámaras una serie de pozos revestidos con lajas y piedras conformando los diferentes muros de las mismas, las cuales eran obturadas con piedras de longitud considerable colocadas encima a modo de tapa. En cambio mediante el término socavón se designaba a los entierros directos, realizados sin mayor preparación del espacio.En diversas tumbas, una de las lajas que tapizaba el interior de la cámara sobresalía por encima del conjunto, llevando a plantear la existencia de posibles menhires, debido a las dimensiones de las mismas. Esto se constituyó como una práctica común, en particular en el sector I, en contraste con la ausencia en el sector II. En cuanto al registro por encima de la tapa, normalmente eran colocadas acumulaciones de rodados, intercalados entre la tapa y la superficie del terreno, constituyendo una suerte de estructuras monticulares. En numerosas ocasiones, inmediatamente por encima y debajo de la tapa, se dispusieron fragmentos cerámicos, identificadas como ofrendas.A partir del estudio de los espacios rituales en Salvatierra es posible aproximar algunas hipótesis de trabajo en relación con las prácticas que tuvieron lugar en ellos. La modalidad de entierro de individuos durante el Formativo Temprano ocupó en esta región de los Valles Calchaquíes un intervalo extenso, verificándose modalidades en torno a la preparación de cámaras, las que alternaron con el entierro directo en tierra. Las posibilidades interpretativas sumadas a las dataciones radiocarbónicas permitirían asumir que las cámaras fueron comunes en el intervalo entre el 500 y 100 a.C., circunstancia que hasta el momento parecería diferir de los entierros en socavón o en tierra, atendiendo al fechado de la tumba 23 que corresponde a un entierro directo. No obstante, esto podría estar indicando usos prolongados en el tiempo con técnicas de preparación del espacio disímil, variaciones en torno al rol de los individuos inhumados, aspectos inherentes a la identidad de los mismos, pautas de orden social reflejado en el tratamiento de los cuerpos, etc. En esta misma línea argumentativa encontramos que los entierros en socavón o en tierra, son los que presentan en numerosos casos ausencia de acompañamiento mortuorio en contraposición a las cámaras que presentan en casi todas las tumbas elementos entre los que se destacan piezas cerámicas, cuentas de collar, metalurgia, textilería, entre otros.De este modo es posible concluir con algunas líneas argumentativas en torno a las prácticas mortuorias en Salvatierra, como parte de un cementerio en uso durante el Formativo Temprano planteando diversas características vinculadas a las condiciones que integraron los rituales mortuorios en la región.