Los trascendentales del Ser como apropiaciones divinas en el pensamiento de San Buenaventura.

PEDRO GARCEZ GHIRARDI; GERALD CRESTA; JEAN LAUAND; SILVIA M.GASPARIAN COLELLO; LUIS COSTA PEREIRA JUNIOR

VIDETUR

Editora Mandruvá

Lugar: Porto; Año: 2004 p. 11 - 22

1516-5450

Una de las características principales de la teología trinitaria bonaventuriana, así como fueron las de sus maestros Alejandro de Hales y Ricardo de San Víctor, es la de no haber considerado la esencia divina bajo la especie de una abstracción, sino siempre en función de las Personas que la poseen idénticamente. Las propiedades trascendentales del Ser: unidad, verdad, bondad y belleza, son tratatas por Buenaventura en estrecha consonancia con una concepción del ser ligada al concepto teológico del Dios trinitario, siguiendo la tradición de la primera escuela franciscana, iniciada con Felipe el Canciller y plasmada en la interpretación bonaventuriana de las condiciones del ser en términos de indivisión. Estos conceptos trascendentales o transcategoriales (aunque el término trascendental no es propio de la escolástica, pero sí la referencia a él en la noción de "las más nobles condiciones del ser"), remiten directamente a los atributos de las Personas divinas. En el artículo se analiza en detalle la teoría de las apropiaciones: la Unidad referida al Padre en tanto principio causal; la Verdad y Belleza al Logos divino, en su función ontológica de ejemplaridad participativa; la Bondad al Espíritu, en el sentido en que el bonum es principalissimum fundamentum de la expanción del ser. Partiendo del Ser infinito entendido como Bien, Buenaventura concibe diversas gradaciones en su comunicación: 1) la comunicación necesaria y personal que constituye la Trinidad; 2) la comunicación necesaria absoluta que otorga el ser ideal -en el Logos de Dios- a todas las cosas; 3) la comunicación libre a las creaturas que son imágenes o vestigios. Todo este descenso creacional desde el primer Principio se encuentra fundado en la teoría de las participaciones ontológicas en su doble principio de inmanencia y trascendencia del Bien.