INVESTIGADORES
PAREDES Hector Alejandro
artículos
Título:
Hinkelammert. Sacrificios humanos y sociedad occidental. En Teoría y Praxis Latinoamericana
Autor/es:
OLIVENCIA, VICTORIA; PAREDES, ALEJANDRO
Revista:
UTOPIA Y PRAXIS LATINOAMERICANA
Editorial:
Universidad del Zulia
Referencias:
Lugar: Maracaibo, Venezuela; Año: 1999 vol. 4 p. 126 - 129
ISSN:
1316-5216
Resumen:
(revista con referato internacional indexada scielo) El artículo es una reseña sobre el libro de Franz Hinkelamert Sacrificios Humanos y Sociedad Occidental: Lucifer y la Bestia. El autor analiza una serie de mitos en los que se afirma la  sociedad occidental. El libro está separado en tres partes. En la primera, deconstruye el mito de Ifigenia. Según el cual Ifigenia acepta ser dada como sacrificio a los dioses para que su pueblo pueda derrotar a Troya. Ifigenia se sacrifica a sí misma por amor a su patria, logrando la destrucción de Troya. Por lo que, simultáneamente, se transformó en símbolo de agresión contra todos los que no son de su pueblo. Este mito se mestizó con el cristianismo del medioevo: Dios es un padre que necesita el sacrificio de su hijo para que la humanidad pueda ser conciliada con él. Aquí la agresión se desarrolla frente a los paganos que desprecian este sacrificio infinito de Cristo por lo que vuelven a crucificarlo. Esto permite que en la Edad Media continúen los sacrificios humanos (por medio de las cruzadas o la inquisición), precisamente para que no hayan más sacrificios humanos. La sociedad burguesa reemplaza a este Cristo-Ifigenia como motor de agresión y en lugar de Satanás aparece el Caos en lucha contra la ley del mercado. Así los sacrificios son presentados como necesarios para terminar con el caos, y lograr un mundo sin sacrificios. El sacrificio humano se transforma incluso en obligación moral, como ocurre hoy con la deuda externa del tercer mundo. La segunda parte del libro se refiere al problema del pago de la deuda en la teología cristiana. En principio la  propuesta de Jesús, era diferente a la reinterpretación de la Edad Media. Dios perdona las deudas que los hombres tienen con él, si antes el hombre perdona las deudas de sus semejantes. Pero como pagar una deuda es una obligación legal, el pecado se comete cumpliendo la ley. De esta manera se cuestiona a todo el orden legal y a la dominación lograda por el cumplimiento de las leyes. Sin embargo, desde San Anselmo se invierten los papeles y el que cobra es Dios. Ya no es justo perdonar las deudas, lo justo es pagar lo que se debe. Al igual que el fmi, insiste en que si una deuda es impagable es por culpa del deudor. Pagando el deudor en esta vida con su sangre, la sangre de Jesús lo salvará en la otra. El deudor se salva sacrificándose. Son dos teologías de la deuda. En la primera no se debe lo que no se puede. En la segunda se acepta la muerte como desenlace de la deuda. En la tercera parte, el libro describe el proceso de legitimación de la dominación Occidente, gracias a otro mito: La víctima tiene la culpa, el victimario es inocente. Aquí aparece otro mito legitimador que surge de la inversión del Apocalipsis. Se trata del mito del ángel Miguel que vence al dragón. (En la simbología apocalíptica la Bestia es la representación de la autoridad y el dinero a la vez, que forman una unidad). Miguel afirma: el hombre es como Dios, El imperio no lo es. Esto es porque en la Biblia toda la historia es vista como el paso del paraíso, a la Nueva Tierra del Apocalipsis, en la que se reconoce a todos como Dios y, por tanto no hay autoridad. Pero esta libertad absoluta del cristianismo es una amenaza que asusta al imperio. El cristianismo solamente podía cristianizar el imperio diabolizando el concepto de libertad que traía. A través de uno de los nombres de Jesús: Lucifer, se personifica esta libertad vista exclusivamente desde su lado potencialmente destructor. Aquí tiene su raíces la transformación de la crucifixión en un sacrificio y la reformulación de la lucha entre Miguel y la Bestia, donde se hace invisible a la Bestia y se pone en su lugar a Lucifer, que es la libertad vivida como amenaza, que declara al hombre en pie de igualdad con Dios, es el rebelde en contra de la autoridad. El imperio es el bueno y la libertad de Jesús es el malo. Desaparece la Nueva Tierra y se prefiere hablar del cielo. Porque cuanto más es la esperanza en el cielo, es menos terrestre. El pecado es ahora haber violado la ley ya que esta emana de la esencia de Dios. Todos los sueños están ahora en el infierno contra del cual se debe luchar. El autor reflexiona como estos tres mitos atraviesan los procesos de legitimación de las sociedades occidentales actuales.