IIDYPCA   23948
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN DIVERSIDAD CULTURAL Y PROCESOS DE CAMBIO
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Reconstruir procesos históricos en contextos de subalternidad: algunas reflexiones en torno a la memoria social
Autor/es:
RAMOS, ANA
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Workshop; La participación indígena en la construcción de los estados-nación, siglos XIX y XX. Visiones desde México y Argentina; 2011
Institución organizadora:
Universidad de Buenos Aires (Argentina); Universidad Nacional de La Pampa (Argentina), Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS, México)
Resumen:
Como punto de partida, entiendo las memorias subalternas como resultado –y como manifestación-- de un antagonismo (Zizek 2003). Ante la presencia de versiones contradictorias en la percepción del espacio social, uno podría, dice el autor, explicar la diferencia como percepciones “relativas” a la pertenencia grupal del observador. Sin embargo, en la lectura de Zizek, es la existencia misma de una división entre dos modos de percibir la que es reveladora por sí misma. Desde este mismo ángulo, las “versiones” del pasado –las diferencias entre ellas—son el testimonio de la existencia del antagonismo alrededor del cual se estructura esa realidad social. De acuerdo con su planteo, considero que la idea de asimilación o de adaptación es la manifestación de esta misma paradoja. La asimilación no es la ausencia de lucha sino una forma de ella, “la victoria (temporal) de una de las dos partes de la lucha” (Zizek op.cit:33) y, en consecuencia, la confirmación de que las memorias siguen siendo estructuradas en el antagonismo. En líneas generales, las memorias subalternas son aquellas versiones del pasado que ponen de manifiesto las contradicciones de la sociedad que las ha relegado, silenciado, marginado o apropiado. Es la existencia de estas versiones diferentes en sus accesos al poder y a los lugares autorizados de enunciación para fijar los sentidos del pasado, la razón de los adjetivos que solemos utilizar para reconocerlas: historias oficiales, memorias hegemónicas o dominantes, memorias de resistencia u oposición, memorias alternativas, o memorias asimiladas. Puesto que la reconstrucción del pasado es una de las arenas privilegiadas en las que se esgrimen las luchas por la hegemonía, considero que hablar sobre subalternidad en el campo específico de los estudios sobre memoria puede ser un aporte a la mesa que nos convoca aquí. La tarea será, entonces, delinear –con criterios meramente expositivos— algunos de los ejes de discusión que fueron planteados en la interdisciplina entre la Antropología y la Historia (Antropología Histórica, Etnografía Histórica, Etnohistoria, Estudios de Memoria). Principalmente aquellas investigaciones que sondean posibles respuestas en torno a cómo analizar e interpretar estas distintas versiones sobre el pasado y cómo estos análisis pueden o no acompañar procesos de transformación social desde la memoria. En esta dirección, las tensiones y desafíos que atraviesan la relación entre memoria y subalternidad parten de la premisa teórica y metodológica de que los procesos de recordar y olvidar son constitutivos de toda empresa de reconstrucción de procesos históricos. Estas reconstrucciones pueden tener fines académicos, identitarios y/o políticos pero, en todos los casos, la pregunta subyacente en el debate gira en torno a la veracidad o autoridad de la memoria para referir a “lo que realmente sucedió en el pasado”. Esta discusión, planteada en distintas disciplinas, será aquí recortada centralmente en su intersección con la Antropología y con el fin de dar cuenta de los principales retos que se fueron identificando entre quienes se avocaron a la tarea de reponer agencias, marcos de interpretación y puntos de vista de los grupos subalternos. Muchos de quienes participamos de este seminario venimos trabajando en el contexto específico de la Patagonia argentina temas relacionados con la Antropología Histórica o la Historia Etnográfica, y en conjunto con comunidades u organizaciones indígenas. En los últimos años, la relación de los pueblos originarios con los investigadores y con la Historia o la Antropología ha ido cambiando. No sólo son cada vez más los intelectuales indígenas que realizan sus propias iniciativas en el campo académico sino que también nuestras agendas de investigación se han vuelto más sensibles a los reclamos indígenas sobre el conocimiento histórico. Uno de éstos es el que plantea la necesidad de “reescribir la historia” desde otras preguntas y marcos diferentes a los modelos etnológicos de la antropología o a los lineales de la historia. Repensar los supuestos hegemónicos y dar acceso a otros modos de interpretar el pasado suele ser una tarea compartida por unos y otros. Esta ponencia, más que reponer nuestros propios trabajos en el área y en el tema, se propone dar cuenta del modo en que, investigadores nacionales y de otros países, han comenzado a responder algunos de estos desafíos. El propósito es, entonces, pensar juntos sobre las teorías y métodos que resulten más adecuados para completar los vacíos que aun tiene nuestra academia en relación con las historias indígenas. La reconstrucción histórica de los procesos de sometimiento de los pueblos indígenas de patagonia al estado nación, debe sortear –como lo está haciendo en muchos de los trabajos de los aquí presentes—diferentes dificultades. En primer lugar, reemplazar modelos etnológicos y clasificatorios que fijan a los grupos y las familias indígenas en el tiempo y en el espacio. Al respecto, se necesitan modelos dinámicos de interpretación que permitan recomponer desplazamientos –forzados y voluntarios—y relocalizaciones, así como procesos de familiarización sumamente complejos. En segundo lugar, cuestionar el supuesto de que el conocimiento sobre el pasado se ha perdido en las memorias –epitafio fuertemente establecido para los indígenas del este de la Cordillera de los Andes y, particularmente, para quienes migraron a los centros urbanos. En esta dirección, las iniciativas indígenas han comenzado a valorar y a habilitar los conocimientos locales y familiares sobre sus propias trayectorias sociales. Tercero, como metodología para la producción de información, la memoria oral suele ser una herramienta acotada a la reconstrucción de eventos recientes. Paralelamente, la memoria comenzó a circunscribirse al estudio de las luchas presentes perdiendo verosimilitud como medio para la reconstrucción del pasado. Considero que también es necesario rever alcances y riesgos en las posibilidades heurísticas de la memoria social para dar cuenta de “lo que sucedió en el pasado”. Finalmente, y aun cuando la precisión de ciertos acontecimientos no sea el centro en todos estos recuerdos, las formas en que se expresan las memorias heredadas plantean otras preguntas, modos específicos de dar sentido a los silencios y marcos alternativos de interpretación. Teniendo en cuenta estos desafíos, y en un contexto innegable de represión, silenciamientos y desigualdad de accesos, las memorias “subalternas” serán el objeto de reflexión de estas páginas.