IIDYPCA   23948
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN DIVERSIDAD CULTURAL Y PROCESOS DE CAMBIO
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
"Aproximaciones a la figura de Monseñor Jaime Francisco de Nevares: "Don Jaime", Pastor de Neuquén
Autor/es:
NICOLETTI, MARÍA ANDREA
Lugar:
Buenos AIres
Reunión:
Seminario; Seminario ACSSA-A ?Figuras salesianas?,; 2018
Institución organizadora:
Istituto Storico Salesiano/ACSA-A
Resumen:
Cuando asumió el obispado de Neuquén el salesiano Agustín Radrizzani (1991-2001), tras la aceptación de la renuncia de Monseñor de Nevares (1991), su secretario y principal biógrafo, Juan San Sebastián, se dirigió al nuevo obispo al concluir su primera misa en plena avenida Argentina a las puertas de la catedral y le dijo: ?Don Agustín, el pueblo de Neuquén lo va a llamar como a nuestro querido Don Jaime. De ahora en adelante usted no será Monseñor Agustín Radrizzani, sino Don Agustín?. Este ?bautismo? popular por parte del secretario del Obispo saliente resulta todo un símbolo en la Iglesia católica neuquina. Ese símbolo, ese ?Don?, es la fuente a través de la cuál buscamos rescatar la figura del Obispo de Nevares. Para la Congregación Salesiana, a la que Don Jaime perteneció, ?Don? es el modo en el que se llama a los sacerdotes en Italia, de allí la común denominación de Don a San Juan Bosco, su fundador. Pero en su Buenos Aires natal y en las tierras patagónicas que lo hicieron Obispo, ese ?Don? estuvo cargado de otra simbología, que sobrepasa sus raíces etimológicas (donum como ofrenda o dominus como señor) y sus tradiciones medievales (Don como De Origen Noble).El ?Don? para Jaime de Nevares no fue sólo la señal de respeto y cercanía con el que se dirigían a su persona. Para Jaime de Nevares el ?don? se encarnó en su vida como entrega personal, como lo que Mauss llama ?espíritu de la cosa?. Al darse, el don crea un circuito en el que dar, recibir y devolver forja lazos sociales, que en el caso de Jaime de Nevares, fueron más allá de su figura de Obispo de la Iglesia católica (2009,49-51). Como dice su carta mortuoria: ?Don Jaime fue el Obispo de todos y de cada uno (?), ?en tanto que iba alentando la fe de las comunidades neuquinas, con su testimonio las iba educando a comprometerse y solidarizarse con todos, sin fronteras? (Hipperdinger,1995:6-7). El don en su faceta de gratuidad y regalo se retroalimenta en ese circuito que amplia y fortalece esos lazos. Se produce para dar, y porque se ha dado se produce de nuevo para que el círculo de reciprocidad no se quiebre. El don llama al don, aunque no se está obligado a él. En realidad, el verdadero pobre no es el que no tiene nada para sí, sino el que no tiene nada para dar. (Melià,2015:9). ?Como buen salesiano su prioridad absoluta eran las personas (Da mihi animas). Lo dejaba todo para atendernos, escucharnos, animarnos? (Testimonio de Antonio Mateos. (Hipperdinger,1995:10).