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Se propone presentar a discusión procesos de territorialización del turismo en espacios de frontera desde una perspectiva geográfica. Los mencionados procesos implican la introducción de prácticas materiales y simbólicas, que contribuyen a la producción concreta de un espacio con una funcionalidad distinta a la preexistente. Interesa particularmente, identificar las diferentes visiones históricas sobre la conservación de los recursos naturales y su relación con el desarrollo turístico, presentes en programas y proyectos en las unidades de conservación de la frontera andino norpatagónica. Se espera que el análisis de momentos o coyunturas significativas en las áreas protegidas nacionales (y de otras jurisdicciones de menor escala: regionales/provinciales) a ambos lados de la cordillera, permita un abordaje más integral de los objetivos y justificaciones de programas e iniciativas internacionales que intervienen en este espacio, por ejemplo, el programa MAB de la Unesco y el Proyecto Estratégico para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA) que retoma la reactivación del corredor bioceánico norpatagónico. En el caso de la UNESCO, en el año 2007 declara dos Reservas de la Biósfera adyacentes, que protegen diferentes hábitats pertenecientes a los bosques templados más australes del mundo: la Reserva de la Biósfera Andino-Norpatagónica (en Argentina) y la Reserva de la Biósfera Bosques Templados Lluviosos de los Andes Australes (en Chile). Esta franja cordillerana de aproximadamente 600 km posee una homogeneidad paisajística en sentido amplio, que con sus continuidades y discotinuidades ambientales, pervive a través de diferentes prácticas sociales a través del tiempo. En el caso del proyecto IIRSA, interesa específicamente analizar qué criterios se utilizan para diagnosticar la potencialidad turística del Corredor Bioceánico y para delimitar el área de influencia en la actividad.