IIDYPCA   23948
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN DIVERSIDAD CULTURAL Y PROCESOS DE CAMBIO
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
La Virgen del Carmen en San Carlos de Bariloche: La devoción como símbolo de pertenencia chilena (1970-1994)
Autor/es:
BARELLI ANA INÉS
Lugar:
Bahía Blanca
Reunión:
Jornada; XII Jornadas Argentinas de Estudios de Población; 2013
Institución organizadora:
Universidad Nacional del Sur
Resumen:
La ciudad de San Carlos de Bariloche se destaca por ser receptora de una pléyade de corrientes migratorias, siendo especialmente importante la presencia chilena, que se remonta a la edificación del poblado, concretada por los contactos de intercambios comerciales de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Intercambios que se iniciaron con la población de la ciudad de Puerto Montt y que con el tiempo se extendieron por diferentes corredores fronterizos (Méndez, 2005). Dentro del proceso migratorio chileno resulta significativa la dinámica que se reconoce en la década de 1970, dado que a diferencia de otros períodos donde la migración se justificaba mayormente desde aspectos económicos, los motivos de estos años estuvieron marcados en general por persecuciones políticas y precarización de las condiciones laborales ligadas al golpe al Gobierno socialista de Salvador Allende (1973) y a la instalación del gobierno dictatorial de Augusto Pinochet (Matossian, 2012).  Dictadura militar que “fue cercenando a miles de chilenos sus derechos jurídicos, políticos, culturales, económicos y sociales, negándoles el derecho a vivir y a desarrollarse dignamente en su propia patria” (Muñoz, 2005:40). Estos flujos significativos de personas que ingresan en un contexto de urgencia llevan a la ciudad a repensar los modos de asentamiento, porque la propia planta urbana enfrenta serios problemas de infraestructura. Desde principios de 1970 los chilenos se visualizaron dentro de la ciudad en diferentes agrupaciones poblacionales precarias. Entre estos espacios, el barrio La Cumbre va a ser el conocido como el “barrio de chilenos”. De acuerdo a las fuentes documentales que hemos recogido, advertimos que los inicios de la organización barrial estuvieron íntimamente relacionados con la fundación de la Capilla Nuestra Señora del Carmen dependiente de la Parroquia Inmaculada Concepción. Capilla fundada por iniciativa barrial y llevada a la práctica por la Congregación Salesiana de la ciudad. La advocación mariana elegida es la Virgen del Carmen, conocida como la “Patrona Nacional de Chile” y “Generala de las Fuerzas Armadas de la Nación”. Patronazgo que tiene un origen “castrense” debido a que se la identifica con los soldados vencedores en la guerra por la Independencia y, desde ese lugar, se la constituye como uno de los pilares “fundantes” del Estado Republicano chileno. (Valenzuela Márquez, 2012).  Esta identificación de la Virgen con lo castrense se refuerza desde lo simbólico y lo discursivo durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).   Durante la década de 1970 se produjeron los primeros lazos entre la Capilla y el Barrio. Espacios que si bien se encontraban unidos desde el origen, debido a que fue el Barrio el que se organizó y armó las comisiones para llevar adelante la construcción de la Capilla; durante los meses de culminación de obra y en los años subsiguientes, se produjo una vinculación más estrecha entre la Junta Vecinal del Barrio, las comisiones barriales que llevaron a cabo la construcción de la Capilla y la Congregación Salesiana. Estos lazos vinculares que se establecen entre los migrantes chilenos, el barrio, la capilla y los salesianos se materializan desde el plano simbólico, con los festejos chilenos del 18 de septiembre en la Capilla, y después de 1972 se realiza la “entronización” de la Virgen y se incorpora una procesión con la imagen de la Virgen del Carmen por  las calles del Barrio. A partir de allí se inicia el periodo conocido tanto por el Barrio la Cumbre como el Barrio el Mallín (Barrio aledaño con fuerte presencia chilena) como la “época de la Capilla” que si bien ha sido atendida por varios capellanes[1] los sacerdotes que han marcado la memoria de los migrantes fueron dos: El Padre Víctor Amartino, primer y último Capellán (1972-1980 y 1991-1994) que se preocupó por  la situación de los migrantes chilenos en la ciudad (integró organizaciones de asistencia al migrante); y el Padre Mario Serafini (1984-1991), sacerdote que dio un fuerte impulso a la devoción mariana (inicio de las misiones en los Barrios con la Virgen, coronación de la Virgen del Carmen y  festejos patronales como fiesta de la cultura chilena). Para los años 80' se profundiza aún más la práctica devocional mariana, cuando se realiza la “coronación”[2] de la Virgen y se la reivindica como patrona de los migrantes chilenos. En función de ello se amplían los festejos patronales con banderas, música típica chilena, vino caliente. De esta manera, el periodo de la Capilla (1971-1994) estuvo marcado por el esfuerzo de toda una comunidad barrial que buscó materializar un espacio sagrado de pertenencia chilena en la construcción social identitaria local. Pertenencia que se manifiesta en la devoción y festejos a la Virgen del Carmen como “Patrona de Chile”, en las fiestas patrias chilenas en la Capilla y en la función social de la Capilla en los barrios  la Cumbre y el Mallín.             De esta manera, el presente trabajo tiene como objetivo analizar el proceso de conformación de la Capilla Nuestra Señora del Carmen (1971-1994) como espacio sagrado de pertenencia chilena en la construcción identitaria barrial y  la devoción mariana carmelitana como parte fundamental de dicho proceso. Para luego, poder visualizar la estrategia de consolidación de elementos aglutinantes que inciden en la trama de la ciudad y resultan constitutivos en la construcción identitaria que se erigen como respuesta a un proceso de desarrollo social que, entendemos se tornó cada vez más excluyente en contextos políticos cada vez más autoritarios. La metodología que utilizaremos es de tipo cualitativa a través del análisis de fuentes escritas (Las Crónicas de la Parroquia Inmaculada Concepción; Diario Río Negro y ordenanzas municipales locales), orales (entrevistas a: los primeros sacerdotes de la Capilla, migrantes chilenos devotos y no devotos; Presidente del Circulo Chileno y actual Cónsul de Chile) y visuales (fotografías personales e imágenes marianas de bulto).   [1] Capellanes: P. Víctor Amartino (1972-1980 y 1991-1994), P. Abel Uribe (1980-1984), P. Mario Serafini (1984-1991). [2] Crónicas de la Parroquia Inmaculada Concepción (1983-1995), folio 35, 16 de julio de 1985.