IDH   23901
INSTITUTO DE HUMANIDADES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
VIEJAS COSTUMBRES, NUEVOS SENTIDOS. EL PAPEL DEL ARTE RUPESTRE EN LA CONSTRUCCIÓN DE PAISAJES INCORPORADOS A LOS CIRCUITOS DE MOVILIDAD EN LAS SIERRAS DE CÓRDOBA (ARGENTINA).
Autor/es:
ANDREA RECALDE; SEBASTIÁN PASTOR; LUIS TISSERA
Lugar:
La Rioja
Reunión:
Congreso; XVIII Congreso Nacional de Arqueología Argentina; 2013
Resumen:
  El objetivo de este trabajo es presentar una aproximación al conocimiento del papel del arte rupestre en la ocupación y construcción de distintos paisajes serranos cordobeses durante el período prehispánico tardío (ca. 1500-400 años AP). Los procesos distintivos de este período continúan las trayectorias de cambio iniciadas en el Holoceno Medio, en relación a un sostenido crecimiento de la población y a variadas transformaciones tecnológicas, en la organización de la movilidad, de la subsistencia, en los patrones de re-ocupación de sitios y áreas, etc.   Aproximadamente a comienzos del período prehispánico tardío, el incremento e intensificación de determinadas prácticas sociales y económicas favoreció la ocupación efectiva de entornos relativamente marginales, hasta entonces poco integrados a los “viejos” circuitos de movilidad estacional. El nuevo escenario estimuló construcciones sumamente diversas de paisajes socialmente significativos, a partir de la ejecución de prácticas en torno a la explotación de recursos silvestres (caza y recolección).   En esta presentación se propone una mirada comparativa del arte rupestre de dos entornos diferentes desde el punto de vista ambiental, económico, social y de la construcción simbólica del paisaje, pero a la vez integrados por los grupos indígenas a sus circuitos de movilidad estacional. Por un lado, el paisaje de pastizales de altura, en las laderas, altiplanicies y cumbres de las Sierras Grandes (ca. 1500-3000 msnm), vinculado fundamentalmente con la caza de artiodáctilos (Lama guanicoe y Ozotoceros bezoarticus). Estos paisajes de altura fueron objeto de una ocupación continua que se remonta a la transición Pleistoceno/Holoceno, con ciertas persistencias de largo plazo en los parámetros de significación del medio. Sin embargo, el arte rupestre tuvo una mínima participación en la conformación de estos paisajes y en las prácticas sociales, con un repertorio prácticamente limitado a la ejecución de hoyuelos.   Por otro lado, los paisajes chaqueños de las sierras occidentales de Córdoba (Serrezuela, Guasapampa, Pocho y Altautina) fueron integrados a los circuitos de movilidad estacional fundamentalmente a partir de ca. 1500 años AP como verdaderos paisajes rupestres, es decir, como paisajes donde la construcción de sentidos y significados estuvo íntimamente relacionada con la ejecución y observación de las imágenes.   En concreto, la ocupación de nuevos paisajes durante el Período Prehispánico Tardío implicó la objetivación de sentidos y vínculos con el entorno, y entre los grupos sociales, establecidos bajo parámetros diferentes a los que podríamos denominar “tradicionales”. Es en este punto donde el análisis del arte rupestre permite comprender las “nuevas maneras” de significar el paisaje, tal como éstas fueron implementadas por los grupos pretéritos en un período específico de su devenir histórico.