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En noviembre de 1853 apareció la primera versión de uno de los textos en lengua inglesa más perfectos de la literatura del siglo XIX: Bartleby, the scrivener: a Story of Wall Street -en la versión definitiva Herman Melville conservaría sólo la primera parte: ?Bartleby, el escribiente?. No es irrelevante esta reducción del título original; su preservación hubiera disminuido la contundencia literaria del más breve, pero habría sugerido otra valencia en el relato. ¿Se trata de Bartleby mismo, o de la historia que en Wall Street lo tiene -junto al abogado que lo emplea- por protagonista? Si presuponemos lo último, es la relación del misterioso escribiente y su fórmula con el sistema de representaciones que expresa el lugar geográfico llamado Wall Street lo importante de la story. En efecto, ?la fórmula ?dice Rancière- dirige hacia su catástrofe al orden causal del mundo que rige lo que en términos schopenhauerianos se va a llamar el mundo de la representación?. No obstante lo cual, la fórmula bartlebyana no expresa ninguna ?voluntad?. ¿De dónde obtiene su potencia mansamente devastadora? ¿Cuál es el secreto en el que abreva la eficacia de su literalidad? En el presente artículo se conjunta el análisis sobre Bartleby (considerando algunos ensayos fundamentales como los de Agamben y Deleuze) con la nouvelle de Robert Walzer "Jakob von Gunten".