Hacia un turismo de la memoria en el paisaje azucarero tucumano

BOLSI FRANCISCO

Conferencia; Primer Ciclo de Conferencias de Investigación y Transversalidad Turística; 2019

Red de Investigación y Transversalidad Turística Regional

El paisaje del azúcar pertenece al grupo de paisajes que le confiere identidad al territorio provincial, donde la interacción entre naturaleza, cambios tecnológicos y actores sociales, tuvieron su expresión en el espacio, y los núcleos de condensación de tal expresión fueron los ingenios azucareros. Estos establecimientos, en tanto centros de dominio del capital, dieron origen a una serie de poblados industriales, que a partir de mediados del siglo XIX y durante el siglo XX, se convirtieron, no solo en propulsores del crecimiento económico, sino además en ejes de la materialidad del paisaje y de sus representaciones sociales.Los acontecimientos desencadenados a partir de la década del 60 del pasado siglo culminaron con la vida productiva de numerosas fábricas azucareras que, bajo los influjos de nuevos procesos, van paulatinamente perdiendo su forma azucarera, y comprometiendo seriamente sus señas de identidad, sus significados y su memoria. Una etapa de gran significación en la historia del paisaje del azúcar se estructura en torno a los años de los gobiernos de facto en Tucumán entre 1975 y 1983. En este período se implementaron una serie de políticas militares argentinas de intervención territorial que se materializaron en un paisaje planificado a través de la construcción y organización de poblados como Teniente Berdina, Soldado Maldonado, Capitán Cáceres y Sargento Moya en el Dpto. Monteros. El paisaje como elemento disciplinador del territorio, se plantea como un punto de inflexión en el entendimiento del paisaje como vehículo de la memoria en esta etapa histórica de Tucumán.En consonancia con este proceso, el Operativo Independencia (1975-1977) como política de Estado tuvo también su expresión en el paisaje azucarero a través de sitios o lugares que materializaron las marcas de la represión llevada a cabo por el gobierno militar. Esto significo, la instalación de bases militares en diversos ingenios azucareros, entre los que se encontraban el Nueva Baviera, Santa Lucia, Lules, San Pablo, como así también una nueva dinámica a partir de febrero de 1975, que tuvo que ver con lo clandestino. La instalación de diversos Centros Clandestinos de Detención (CCD), entre ellos la escuela Diego de Rojas, conocida entre los Organismos de Derechos Humanos como la ?escuelita?. Esta nueva dimensión fue resultado de un plan de disciplinamiento social con la implementación del Terrorismo de Estado, con la finalidad de eliminar el foco marxista instalado en el Monte Tucumano por el PRT-ERP. Con el correr de los años, la memoria acerca de lo sucedido en este espacio geográfico se fue performateando, y con las sentencias de los juicios de Lesa Humanidad, surgió una memoria subterránea vinculada con el Terrorismo de Estado durante el Operativo Independencia, que se relacionó con la puesta en funcionamiento de un aparato represivo por las fuerzas de seguridad. En este sentido, ese paisaje del azúcar no es solo el de los ingenios sino también del horror, del miedo y en donde, la memoria dejo sus marcas.