INVESTIGADORES
ESPERON Juan Pablo Emanuel
capítulos de libros
Título:
La exclusión en la inclusión. Una perspectiva filosófica sobre la inclusión
Autor/es:
JUAN PABLO E. ESPERÓN; RICARDO ETCHEGARAY
Libro:
La exclusión en la inclusión
Editorial:
Prometeo/Universidad nacional de la Matanza
Referencias:
Lugar: San Justo; Año: 2011; p. 117 - 137
Resumen:
La primera década del siglo XXI está por terminar. Uno de sus rasgos distintivos ha sido la puesta en cuestión del neoliberalismo, cuyos efectos no dejan de actuar en todos los ámbitos de la realidad política, económica, social y cultural. Asistimos, así, a una suerte de universalización, homogenización y explotación de las subjetividades bajo formas de sujeción institucional, producidas por una maquinaria de control a través del marketing y difundida por los medios de comunicación audiovisual. Se propugna un mundo globalizado de consumidores integrados al mercado. La expansión de este programa, sin embargo, no ha dejado de excluir del proceso a vastos sectores de la población que, no obstante, son funcionales al sistema desde una perspectiva biopolítica. Se trata de poblaciones marginales, de seres sin nombre y sin palabra, como dice Rancière. ¿Cómo puede ser que la búsqueda de integración produzca exclusión? ¿Cuál es el mecanismo discursivo y político que genera exclusión por medio de la inclusión? ¿Qué alternativas podrían pensarse? Sostendremos aquí la siguiente hipótesis: las instituciones en general (y la educativa en particular), que tienen la misión de humanizar al hombre (esto es: de colaborar para el desarrollo de todas sus capacidades y de crear y potenciar otras nuevas) producen, ellas mismas, una escisión en las relaciones con las poblaciones (con los educandos) cuya consecuencia es la expulsión o exclusión de una gran parte de los que pretende integrar. Desde una perspectiva biopolítica, se ha advertido que las instituciones tienden a normalizar, esto es, a ?enderezar conductas?, adecuarlas a ciertos principios universales establecidos a priori. Ello se debe a que la política misma adoptó como propias las categorías con las que la filosofía moderna la concibió. Éstas, redujeron el conflicto y homogeneizaron a la multiplicidad de actores políticos en el orden unificador que está a la base de toda inclusión, esto es, al principio de identidad. ¿En qué consiste la identidad, supuesta en toda normalización? ¿Cuál es el mecanismo de su funcionamiento? Los análisis no dejan de advertir que la normalización produce una cierta exclusión necesaria y funcional, que potencia los mecanismos de sujeción de las instituciones. Llamaremos a este mecanismo con un nombre tomado de la lógica: ?silogismo disyuntivo excluyente?. Una proposición disyuntiva tiene la forma: ?O bien? o bien??. ?O bien, es normal, o bien, es anormal?; ?o bien, está sujetado, o bien, está marginado?. Sólo puede ser verdadera una de las dos alternativas de la disyunción, pero no ambas. Este mecanismo permite delimitar las identidades (normales), excluyendo las diferencias. Se ha dado por sentado que el silogismo disyuntivo tiene un solo uso y que es inevitable excluir para incluir. En este trabajo se propondrá otro uso de la disyunción, que alienta la diferenciación y la subjetivación, pero que no procede por exclusión de lo diverso. Se intentarán poner algunas bases filosóficas que hagan posible el planteamiento de otro camino, que podría llamarse ?como propone Deleuze- ?síntesis disyuntiva?. Estas premisas permitirán pensar una relación de inclusión de lo excluido, sin caer en un reduccionismo dualista ?ya sea la reducción de lo múltiple a lo uno, ya sea la de lo diferente a lo mismo, ya sea, en fin, la reducción de toda diferencia potencial a un monismo normalizador-, sino posibilitando una apertura hacia un lugar de encuentro entre los diferentes, en cuanto diferentes, que se resista la onto-logización supuesta en el principio de identidad. Para ello mostraremos cómo Deleuze señala el camino de una producción de sentido que conduce a potenciar las fuerzas a través de la diferencia, donde cada término se convierte en un medio de realizar las potencialidades del otro y cómo Rancière nos enseña que hay que partir de la afirmación de la igualdad de las inteligencias para activar una pedagogía emancipadora que procede por disyunción o disociación entre lo que se enseña y lo que se aprende.