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La institución del juicio de residencia era un procedimiento jurídico-administrativo ordenado por la corona española, que tenía por fin evaluar la labor de los funcionarios de gobierno una vez que concluyeran con sus mandatos y, a partir de registrar las falencias y transgresiones, sentenciarlos y procurar una mejora de la gestión pública. Nuestra investigación se centra en el estudio de la residencia instruida a un gobernador del Tucumán, Juan Manuel Fernández Campero, en la segunda mitad del siglo XVIII. Ciertos elementos centrales que hicieron a esta celebración en el contexto colonial ?el alto grado de formalización, la instauración de un espacio y tiempo vivenciado de manera diferente al cotidiano, la carga simbólica que conllevaba- nos condujeron a pensar en la posibilidad de analizarla en términos de un ritual político. Esta conceptualización supuso poner de relieve la dimensión simbólica de las distintas partes del proceso, y su análisis nos ha revelado que más allá del cumplimiento (o no) de su papel de contralor, todo el despliegue ritual contribuía especialmente a la reafirmación de la autoridad regia y al recordatorio de determinados valores sociales que debían guiar las actuaciones de los funcionarios públicos. La apelación al concepto de ?ritual? lejos de ser una operatoria pragmática o puramente instrumental, ha demandado un camino de lectura, apropiación y discusión sobre distintas miradas que desde la antropología se han propuesto sobre este fenómeno. El interés de esta ponencia reside en problematizar y reflexionar sobre el uso que hemos dado a dicha categoría en el estudio de una institución que en principio pareciera ser privativa del ámbito de lo jurídico o administrativo, argumentando por qué entendemos que el juicio de residencia puede ser comprendido como un ritual y qué ventajas conlleva esta perspectiva de análisis.

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