Gauchesca: entre siglos, formatos y transposiciones

LINARES, MAXIMILIANO

Quilmes

Congreso; XXIV Jornadas Nacionales de investigadoras e investigadores en Comunicación; 2021

Universidad Nacional de Quilmes

Entre las múltiples versiones, dobleces y proliferaciones de la Gauchesca, la productividad de textos centrales y fundantes tales como “La cautiva” de Esteban Echeverría y Juan Moreira de Eduardo Gutiérrez continúa generando, en el siglo XXI, volumen artístico y crítico al núcleo cultural nacional (Schvartzman,2001). El telefilm La cautiva - uno de los “Cuentos de película” del ciclo de Canal 7 presentado en el año 2001, dirigido por Israel Adrián Caetano- reversiona de un modo muy particular el clásico poema romántico y conecta los contextos culturales del siglo XIX con los albores del XXI. Caetano pone en acción una maquinaria transpositiva (Sánchez Noriega, 2000/ Wolf, 2001) filtrada por el sello inconfundible de su lectura sobre sectores de la marginalidad y la crudeza de su cámara para componer un fresco que acusa la descomposición social imperante antes del estallido de diciembre de 2001. En otro orden, Juan Moreira, texto y personaje, y su constante devenir (folletín- novela –circo criollo- teatro- carnaval- película- historieta, Jorge B. Rivera, 1967- 1980) brinda la posibilidad de continuar analizando la proliferación de sentido entre los disímiles formatos y dispositivos que atraviesa el héroe, como quien niega su reducción a las categorías de lectura que han intentado domesticarlo (Ludmer, 1999 / Laera, 2001).Textos fundantes y fundacionales, como los denominaron Altamirano y Sarlo (1997), de la literatura argentina que proyectan sus reverberaciones en un abanico cultural que excede ampliamente los límites de lo letrado y se imprimen sobre formatos y dispositivos populares hasta su traslación hacia lo masivo. Los versos de Echeverría sirven de epígrafe en 2001 para cada uno de los cinco apartados en que Caetano configura el derrotero de María (Paola Krum) y Brián (Gastón Pauls) en el borde de la ciudad, entre vehículos a doble tracción y animales alimentados a feedlot. Cinco segmentos de una producción cinematográfica de corte televisivo, emitidos por la señal de mayor propagación en el territorio nacional, el territorio, el paisaje que para la literatura nacional fundó Echeverría más de ciento sesenta años antes. Asimismo, el Moreira de Eduardo Gutiérrez luego de arrojarse por “la pendiente del crimen”, se traslada con el cambio de siglo desde el papel y la teatralización –ya fuera institucional o callejera- hacia la pantalla grande en la versión ya clásica de Leonardo Favio (1973) con el aditamento de una coda gráfica de Roberto Fontanarrosa -la historieta narra el encuentro de Inodoro Pereyra con Juan Moreira- que cierra pero de ningún modo concluye nuestro periplo de lectura.