Identidad religiosa y memoria social en las misiones jesuíticas de Sudamérica. Congregaciones religiosas guaranies y chiquitanas en los siglos XVII y XVIII

WILDE, GUILLERMO

Tokyo

Congreso; XXXVI Congreso de la Asociación Japonesa de Estudios Latinoamericanos (AJEL); 2015

Universidad de Senshu

Durante los siglos XVII y XVIII, los jesuitas fundaron numerosos pueblos de reducción en las fronteras del Imperio español como parte de la política destinada a controlar a la población indígena no sometida. Si bien esta política provocó la desestructuración de las sociedades nativas, también contribuyó a la creación de nuevas identidades ligadas a esos espacios. A las reducciones jesuíticas del Paraguay (1609-1768) fueron trasladadas poblaciones de diversos origenes geográficos, segregadas espacialemnte de los núcleos españoles y homogeneizadas lingüísticamente por medio de la gramaticalización de lenguas generales. Con la consolidacóin de estos espacios se crearon también instituciones políticas económicas y militares autónomas, integramente conformadas por indígenas aunque supervisadas por los sacerdotes jesuitas. Un elemento central del proceso fue la producción de identidades religiosas ligadas a la actividad litúrgica y la doctrina, las cuales contribuyeron a reforzar un sector de la elite indígena ligada a los sacerdotes. En esta presentación me interesa analizar la emergencia y desarrollo dentro de los contextos misioneros de Chiquitos y guaraníes (ambos parte de la Provincia jesuítica del Paraguay) de las asociaciones religiosas conocidas como « congregaciones », y sus principales protagonistas, los « congregantes » indígenas. Mi argumento es que los congregantes no solamente actuaron como agentes de la evangelización sino también y sobre todo como vectores de la etnogénesis misional, es decir la creación de identidades misionales nuevas. Las congregaciones fueron instrumentos de construcción y conservación de una memoria social propia de la misión. Por una parte, las congregaciones contribuyeron a la formación de una nueva identidad misional, en un sentido territorial y religioso. Por otra, los congregantes, en tanto miembros de la elite letrada misional, fueron capaces de adquirir, conservar, reelaborar, transmitir, y administrar la memoria de los pueblos de reducción durante la presencia de los jesuitas e incluso después de su expulsión, ocurrida en 1767.