Costureritas y artistas pobres: algunas variaciones sobre el mito romántico de la tuberculosis en la literatura argentina

SAÍTTA, SYLVIA

Literatura, cultura, enfermedad

Paidós

Lugar: Ciudad Autónoma de Buenos Aires; Año: 2006; p. 95 - 114

Como han demostrado las recientes investigaciones de Diego Armus, la tuberculosis produjo numerosas asociaciones y metáforas: mientras en el siglo diecinueve era una enfermedad fundamentalmente romántica, en los comienzos del veinte comienza a ser pensada como una enfermedad social. En el marco de los procesos de modernización urbana de las primeras décadas del siglo veinte, las tísicas de la poesía de Evaristo Carriego —“la costurerita que dio aquel mal paso” y “la tísica de enfrente”—, ilustran el proceso de integración social y territorial del barrio con el centro y describen la historia del ascenso social, con sus éxitos y sus fracasos. En el regreso al hogar de la milonguita enferma de tisis, Carriego refuerza la dimensión amable del barrio pues el viaje al centro se revela como un viaje al vacío mientras que el barrio y el hogar son leales y acogedores para quienes los han abandonado; ofrecen compasión y no castigan a quienes regresan a ellos.             Afuera de la poesía y del barrio de Carriego, quedan los mundos del trabajo y de la prostitución. Como en una especie de fuera de cuadro, la mirada del yo poético abandona a sus milonguitas cuando cruzan el límite del barrio, para recuperarlas, recién, cuando enfermas regresan al hogar. Estos mundos, mencionados o aludidos en Carriego pero nunca descriptos, esas tísicas prostitutas y obreras, ingresan en dos de las grandes líneas deudoras de su poesía: la prostitución es uno de los temas de las letras de tango —cuya productividad para la literatura aparece tanto en las Glosas de tango de Enrique González Tuñón como en los poemas de Nicolás Olivari—; mientras que la tuberculosis producida por el trabajo en fábricas y talleres, es materia narrativa de la literatura social de Boedo.