Evaluación de la calidad de agua para consumo ovino en Península Valdés, Chubut.

CESAR M. ROSTAGNO; ALVAREZ, MARÍA DEL PILAR

Congreso; Congreso de la APA; 2017

APA

La disponibilidad de agua en cantidad y calidad adecuada ha sido un factor condicionante del uso y manejo de los pastizales y de la producción ovina en las zonas áridas. En el noreste de Chubut las explotaciones ganaderas dependen principalmente del recurso hídrico subterráneo. El agua es un nutriente y como tal es requerido por los ovinos en cantidades considerables. La cantidad de agua demandada por el ganado en pasturas naturales depende de una serie de factores entre los que pueden mencionarse: estado fisiológico del animal, temperatura ambiente, contenido de humedad del forraje consumido y contenido de sales del forraje y del agua consumida. En la P. Valdés (Figura 1) las aguadas son mayormente abastecidas por el agua proveniente de perforaciones profundas las cuales presentan variaciones importantes en su contenido salino. Es por ello que el objetivo de esta contribución fue identificar las variaciones en la salinidad del agua y el contenido de distintos iones, un aspecto importante de la calidad de las aguas subterránea, y proponer soluciones para su uso.Materiales y métodosSe utilizaron los datos procedentes de un muestreo de 89 pozos donde se midió la conductividad eléctrica (CE) del agua y se tomaron muestras para el posterior análisis en laboratorio donde se determinó Ca++, Mg++, Na+, K+, CO32-, CO3H-, SO42- y Cl-. Los puntos muestreados fueron volcados en un Sistema de Información Geográfico (SIG), generándose un mapa de calidad del agua. Resultados y DiscusiónLas aguas subterráneas de Península Valdés muestran CE´s que van desde valores del orden de los 600 uS/cm (~400 mg/L de sólidos disueltos) a más de 18000 uS/cm (aguas muy salobres). Si bien los ovinos pueden consumir sin mayores consecuencias aguas que contengan hasta 10 g/L (una CE de ~18000 uS/cm) se ha encontrado (1) que cuando el forraje consumido es salino los ovinos no toleran aguas con más de 8 g/L (aproximadamente 14000 uS/cm de CE). En la figura 1 se muestran la ubicación de los pozos clasificados según la CE del agua (en azul, aguas aptas para consumo humano y ovino, en verde, rango de salinidad de aguas aptas para consumo ovino, en amarillo, rango máximo tolerable y en rojo las aguas no aptas). Respecto a las sales que se encuentran disueltas, el tipo iónico dominante es el clorurado sódico (Tabla 1). Tabla 1. Valores medios, máximos y mínimos (en mg/L) de los distintos iones de las aguas subterráneas de Península ValdésCa2+ Mg2+K+Na+CO32-HCO3-Cl-SO42-Media255913117231126625091016Máximo177029811959321267491704440Mínimo52110101168225Si bien los contenidos de Cl- y de Na+ son elevados, el Mg2+, que puede resultar nocivo para el ganado ovino por su propiedad laxante, se encuentra por debajo del límite de tolerancia (0,4 g/L). Es importante destacar que los niveles de tolerancia a la salinidad son mayores en las ovejas secas (Tabla 2) que en los animales jóvenes y en ovejas que están gestando o lactando; en estos últimos, las pérdidas de producción y condición pueden comenzar a ocurrir a concentraciones salinas de 11000 μS/m. Figura 1: Conductividad del agua subterránea de los pozos de abastecimiento ganadero. Tabla 2. Niveles de tolerancia de los ovinos a la salinidad del agua de bebida (μS/m). Adaptado de 1. Ganado A: No hay efectos adversos. B: El ganado puede inicialmente mostrar rechazo a beber; se adapta sin sufrir pérdidas de peso.C: Posibles perdidas de producción y condición de los animales. Ovejas secas0?73007300?1800018000?23600Conclusiones y recomendaciones : el agua proveniente de la mayoría de los pozos sería apta para el consumo de los ovinos considerando su contenido salino y composición iónica. Las aguas con niveles de salinidad muy elevados podrían mejorarse mezclándolas con aguas de menor salinidad de pozos vecinos. El lavado de tanques y bebederos con cierta frecuencia puede reducir el aumento de la concentración de sales por evaporación. Bibliografía 1. Australian and New Zealand Guidelines for Fresh and Marine Water Quality. Vol. 1. The Guidelines (Chapters 1?7), October 2000.