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La cinética de los procesos de meteorización en climas semiáridos es baja y al vincular las pinturas rupestres con la meteorización se observa que estas pinturas fueron realizadas sobre superficies ya meteorizadas (Fig. 2). El microclima húmedo del Valle Encantado acelera los procesos de disolución/precipitación de carbonatos, que obliteran y deterioran las pinturas arqueológicas. Otro agente erosivo importante es el viento, que deposita sobre las pinturas partículas de polvo, las que se concentran en las superficies cóncavas de los alvéolos carbonáticos (Fig. 2). Los efectos erosivos del viento, la lluvia y la variación térmica diaria, con generación de diaclasas, inciden negativamente en la conservación de las pinturas. Los aleros mejor conservados son los que están más protegidos de los agentes externos. Las frecuentes lluvias horizontales dificultan un plan de conservación, ya que impregnan de humedad al conjunto de los afloramientos rocosos del Valle Encantado.