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En enero de 1911, alentado por el clima de efervescencia intelectual suscitado entorno al Centenario de Mayo[1],el historiador, abogado, periodista y autor teatral David Peña (1862-1930) puso en marcha un proyecto de difusión cultural e historiográfica a través de lacreación de la revista Atlántida. Ciencias,Letras, Arte, Historia americana, Administración.De origen rosarino y con una matriz de pensamiento alberdiana, David Peña sepreocupó desde un comienzo por darle a la revista un cariz auténticamentenacional, tal como enunciara el Prospecto con el que se inició la publicación.Según Peña, Atlántida se diferenciaba de una serie de prestigiosas revistas culturales argentinas que la habían precedido desde el siglo XIX, porque éstas habían "considerado en primer término el interés de Buenos Aires", mientras que la nueva revista perseguíacomo fin "abarcar en todas sus manifestaciones el del país entero" (Atlántida, tomo I, 1911).Lo que esta ponencia se propone indagar es en qué medida Atlántida logró convertirse efectivamente en un medio para la difusión de las producciones culturales locales y para la vinculación entreautores provincianos, y cuáles fueron los límites de ese proyecto de federalización cultural. Para llevar adelante este estudio, se trabaja con la colección completa de Atlántida, es decir, 39 números compendiados en trece tomos, que aparecieron entre enero de 1911 y marzo de 1914. En particular, interesa analizar: 1) el planteo nacional que se hace de la cultura argentina; 2) los episodios que del pasado del país son seleccionados en los contenidos de la revista para acentuar una perspectiva historiográfica atenta a la relación nación/provincias y a las tendencias federales; 3) el espacio que se le asigna dentro de la revista a la producción de autores del interior; y 4) el interés por reflejar situaciones políticas y socioeconómicas de las provincias.La hipótesis que se maneja sostiene que si bien Peña mostró una sensibilidad especial hacia las problemáticas propias de las provincias y hacia su desenvolvimiento y proyección histórica -lo que se evidencia tanto en su propia obra historiográfica como en los núcleos temáticos que sobre el pasado del país se abordaron en las páginas de la revista-, Atlántida no logró convertirse en un foco de integración e irradiación cultural desde y hacia las provincias, quedando en parte trunco el propósito inicial de su director.[1] Sobre el estado del campo intelectual para ese momento: Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo, "La Argentina del Centenario: campo intelectual, vida literaria y temas ideológicos", en C. Altamirano y B. Sarlo, Ensayos Argentinos. De Sarmiento a la Vanguardia, BuenosAires, Ariel, 1997.