El alma es de algún modo todas las cosas: la reapropiación idealista de una tesis aristotélica

FERREIRO, HÉCTOR

Buenos Aires

Simposio; II Simposio Internacional sobre Idealismo Alemán; 2014

Pontificia Universidad Católica Argentina / Fernuniversität in Hagen

En el Libro Tercero del De Anima, Aristóteles sostiene que "el acto de lo sensible y el del sentido son uno y el mismo". Esta tesis significa, más claramente, que la percepción es concebida como el punto de contacto entre la mente humana y el mundo. Pero la percepción no sólo debe dar cuenta aquí de que el sujeto y el mundo entran en contacto, sino también que en el acto de percibir hay una identidad a nivel de contenido entre el objeto del acto cognitivo del sujeto y la cosa del mundo que es captada por él. La sensación es el hecho mismo de que existen dos esferas que están entrando en contacto la una con la otra y al mismo tiempo de que esas dos esferas son cualitativamente -en la terminología aristotélica: "en cuanto a su forma", "formalmente"- idénticas la una a la otra. Aristóteles no tomó conciencia en este contexto de que el mundo con el que supuestamente nos estamos poniendo en contacto mediante el acto de conocimiento ya está en el acto de conocimiento, pues lo que se considera aquí como el mundo real no es más que el mundo presente en el acto cognitivo del sujeto puesto a su vez como su propia causa, es decir, no es sino la determinación del acto de percepción reduplicada: una vez como el contenido del acto subjetivo y otra vez como causa de ese acto tanto como de su contenido. En efecto, las cosas reales se causan aquí a ellas mismas en cuanto inmateriales, es decir, en cuanto objetos del pensamiento del sujeto. Según esta teoría, el sujeto no retorna, pues, desde su propio acto ideal de conciencia a las cosas, idealizándolas y descosificándolas en ese retorno. Así, esta teoría elude el problema que plantea la diferencia de la mente respecto del mundo, es decir, la diferencia entre objetos de conciencia y cosas reales. Según la reapropiación idealista de la tesis aristotélica de que "el alma es de algún modo todas las cosas" De Anima III 8, 431 b 21), la actividad de pensar no se enfrenta a un contenido diferente que la llena y determina desde fuera, sino que en lo a primera vista otro de sí se está relacionando, en rigor, consigo misma. El pensar permanece idéntico a sí mismo en el contenido determinado que sabe, dado que lo que es sabido lo es en la exacta medida en que es una modificación propia del saber mismo. En el seno de esta actividad omniabarcadora, que no es ni solamente subjetiva ni solamente objetiva, no hay lugar alguno para concebir al conocimiento como causado por cosas extrínsecas diferentes del pensar: las cosas del mundo no pueden ser ahora más que diferenciaciones internas del espíritu mismo.