La transformación cartesiana del paradigma clásico de la racionalidad

FERREIRO, HÉCTOR

Medellín

Conferencia; Conferencias del Programa de Posgrado de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas; 2011

Universidad Nacional de Colombia

La archiconocida fórmula “pienso, luego existo” -cogito ergo sum- constituye el principio primero de la filosofía de Descartes y tiene la aspiración de contener una idea innovadora y fundamental. Sin embargo, a primera vista esta idea no parece ser mucho más que una simple tautología. Y tal es de hecho la impresión que la fórmula del Cogito despierta espontáneamente entre quienes se acercan a la filosofía a través de textos y cursos de divulgación, pero asimismo también entre los propios alumnos de la disciplina a nivel universitario e incluso -en no pocos casos- entre los mismos especialistas. Que la propia existencia esté contenida en el acto de pensar o -lo que en el vocabulario de Descartes es en principio lo mismo- de estar uno en general consciente, es decir, más claramente, que cada uno sea consciente de que existe en su propio acto de autoconsciencia no parece ser, a decir verdad, un gran descubrimiento después de todo. Ahora bien, ¿es la fórmula “pienso, luego existo” realmente una trivialidad, una estéril verdad de Perogrullo? En el presente trabajo intentaremos esclarecer el significado del principio cartesiano del Cogito y fundamentar la tesis del carácter central del mismo en la historia de la autocomprensión de la racionalidad humana. En el contexto de este análisis defenderemos la interpretación del Cogito como una verdadera inferencia existencial y, en esa medida, como la primera formulación explícita de la esencial idealidad de la razón.