INVESTIGADORES
CRUZ Enrique Normando
congresos y reuniones científicas
Título:
Ecos del Silencio. Una nota sobre mujeres indígenas a fines de la colonia, Jujuy. Argentina
Autor/es:
ENRIQUE NORMANDO CRUZ
Lugar:
Salta
Reunión:
Congreso; VII Jornadas Nacional de Historia de las Mujeres y II Congreso Iberoamericano de Estudios de Género; 2003
Institución organizadora:
Universidad Nacional de Salta
Resumen:
En los años del maduro sistema colonial (fines del XVIII e inicios del XIX), escuchamos los ecos de voces de mujeres indígenas en testamentos, libros de colecturía de cofradías, testimonios o acusaciones en juicios civiles y criminales, contratos de compra y venta, relevamientos tributarios, correspondencia de hacendados, y registros parroquiales de bautismo, pedimentos, matrimonio y defunciones. No es extraño que así sea ya que San Salvador de Jujuy es de las ciudades del Tucumán la que mayor cantidad de población indígena tiene[1], y de la cual una parte importante son mujeres[2]. Sin embargo los ecos son silenciosos, las fuentes nos hablan de una manera doblemente muda, porque por un lado no hay registros de “voces” de mujeres indígenas, y la documentación de la cual provienen los ecos son referencias alternas a la mujer: los testamentos son elaborados por escribanos; los libros de colecturías son llevados por letrados curas, secretarios o mayordomos escribientes; y en los juicios criminales y civiles hay que confiar en la honestidad judicial del letrado que transcribe un testimonio femenino que llega de parte de un intérprete siempre varón. Todas “voces” de “ecos” silenciosos.   La dificultad práctica de escuchar directamente a las mujeres indígenas y la idea de que resulta necesario previamente debelar las estructuras formales de dominación masculina[3] que para este período se sitúan principalmente alrededor de los espacios religiosos y económicos, es lo que nos lleva analizar el espacio económico en que vivieron (un distrito en el medio de circuitos mercantiles y ejemplo característico de este tipo de desarrollo capitalista); identificarlas en la elite y en los sectores populares urbanos en la estructura social; y analizar su lugar, rol y utilización de dos lugares sociales característicos de este tipo de sociedades corporativas de Antiguo Régimen: las cofradías y las fiestas religiosas. [1] El distrito de Jujuy presenta cierta “estabilidad” relativa en su población indígena durante todo el proceso de “desestructuración” sociodemográfica que vive el Tucumán entre el XVI y el XVII (Lorandi, 1997). Jujuy tiene 1596 3000 tributarios y La Rioja (el mayor distrito demográfico para ese momento) 20000; en 1607 Jujuy registra a 490 “indios de servicio” y La Rioja a 4000. Para 1673 las cosas cambian, Jujuy tiene 1555 indios “encomendados” y La Rioja ha descendido a 1381; finalmente en 1719 Jujuy supera ampliamente la relación demográfica porque se relevan 606 tributarios y La Rioja apenas 159 (Rubio Durán, 1999: 45 a 49). A fines de la colonia y de acuerdo a los datos del censo de 1778/1779, la distribución demográfica de la población indígena en la región confirma la prevalencia del distrito jujeño: Jujuy tiene un 70% de población indígena, un 34% Salta, el 28% Tucumán, el 13% Santiago del Estero y el 2% Catamarca (Gil Montero, 1999: 64). [2] El “Extracto General de los siete curatos de Indios tributarios a S.M. que abraza la Jurisdicción desta ciudad, según los Repartimientos y totales que contiene” del 23 de diciembre de 1791 registra en los siete curatos de Jujuy a: “seis mil setecientas ochenta y siete personas, tres milquinientos diez y siete hombres, y tres mil doscientas setenta mujeres, sin incluirse en este número cinquenta y siete Indios ausentes: los trece reservados, veinte próximos, veinte y quatro niños y ciento una mujeres; las cinquenta y cinco casadas, treinta y cinco solteras, cinco viudas y seis niñas...,” Archivo General de la Nación Argentina, Sala IX, Expediente 7. [3] “...Si bien la unidad doméstica es uno de los lugares en los que la dominación masculina se manifiesta de manera más indiscutible y más visible, el principio de la perpetuación de las relaciones de fuerza materiales y simbólicas que allí se ejercen se sitúa en lo esencial fuera de esta unidad, en unas instancias como la Iglesia, la Escuela o el Estado...” (Bourdieu, 2000).