Cubierta cenozoica (Paleógeno-Neógeno)

ASTINI R.A.; TAUBER, A.A.; MARENGO, H.G.; OVIEDO, N. DEL V.

Relatorio de la geología y recursos Naturales de la Provincia de Córdoba.

Asociación Geológica Argentina

Lugar: Cordoba; Año: 2014;

En el presente capítulo se sintetiza y actualiza el conocimiento que existe sobre el Paleógeno y Neógeno de la provincia de Córdoba tanto en subsuelo como en superficie, en las Sierras de Córdoba, en sus valles y pie de montes. Exceptuando el registro marino representado por dos episodios transgresivos bien diferenciados en la región de la llanura (cuenca Chacoparanense), la generalidad de los sistemas depositacionales incluye ambientes continentales (abanicos aluviales, sistemas fluviales, fluvio-eólicos, lacustres y de llanuras). Las dos transgresiones no alcanzaron la región serrana ni interserrana actual, razón por la cual se interpreta un nivel medio de esta región ubicado por encima del nivel de base regional. Este hecho permite pensar en un cierto engrosamiento cortical relativamente persistente durante casi todo el Cenozoico para la región de las sierras. Si bien el registro paleógeno es bastante discontinuo y está poco documentado, una tectónica incipiente acompañada de estructuración de nuevos depocentros parece haberse iniciado en el Eoceno. El registro neógeno, en cambio, está mucho más distribuido regionalmente y se relaciona con el conocido levantamiento de las sierras (etapa de antepaís fragmentado) a partir del Mioceno tardío. A partir de esta etapa con estructuración nueva e inversión y reactivación tectónica de antiguas estructuras se produjo en la región serrana una fuerte compartimentación con acomodación diferencial de sistemas aluviales, a diferencia de la llanura oriental, donde el registro sedimentario aunque con frecuencia condensado resulta mucho más continuo. Separando ambas etapas se desarrolló un calcrete regional que con diferentes características (de espesor y microfacies) refleja una etapa de condensación compleja asociada con peneplanización generalizada, escasa acomodación regional, pedogénesis y fluctuaciones climáticas que permitieron superponer notables efectos freatogénicos dentro de este nivel guía de carbonatos continentales. A grandes rasgos el control paleontológico apoya esta interpretación.