INVESTIGADORES
ASCOLANI Adrian
artículos
Título:
Libros de lectura en la escuela primaria argentina: civilizando al niño urbano y urbanizando al niño campesino (1922-1946)
Autor/es:
ASCOLANI, ADRIÁN
Revista:
EDUCAçãO EM REVISTA
Editorial:
Universidade Federal de Minas Gerais, Faculdade de Educação
Referencias:
Lugar: Belo Horizonte; Año: 2010 vol. 26 p. 303 - 325
ISSN:
0102-4698
Resumen:
En la escuela primaria argentina, los libros de lectura fueron el instrumento material para sostener el discurso civilizador escolar, haciendo las veces de manuales de urbanidad y a la vez de decálogos de principios y valores éticos. Este discurso contenía elementos morales de clara procedencia religiosa, no obstante su articulación discursiva se mantenía en el marco de laicismo sostenido por las autoridades educativas nacionales desde 1884 hasta 1946, aún con ciertas concesiones luego de 1930 que no afectaban al predominio de la concepción liberal que regía en la educación pública. En este artículo hemos analizado los libros utilizados en una escuela rural del sur de la provincia de Santa Fe, cuyos directivos pueden considerarse representativos de un pensamiento escolar renovador, no obstante, estos libros fueron de circulación y uso bastante difundido. Los libros de las dos décadas mencionadas tienen tres ejes propositivos centrales: a) consolidar la cohesión nacional por medio del reconocimiento de una cultura nacional y del respeto a sus instituciones fundamentales; b) enfatizar el valor de la producción y el trabajo humano como base de la riqueza y el progreso individual y social; c) fortalecer las normas de convivencia y de seguridad colectiva, principalmente en función del cuidado de la salud frente a las enfermedades infecto contagiosas, que en ese momento eran el principal motivo de muerte. Estos objetivos marcan entonces el abanico de los problemas principales que constituyeron el ámbito de acción del proyecto civilizador desarrollado por la escuela primaria. Los libros de lectura representaban un imaginario reformista, que conjugaba elementos diversos, religiosos, ideológicos y científicos, y su importancia radica en que los textos, para primero y segundo grado, fueron utilizados por la mayoría de los escolares que accedieron a la educación primaria. Mostraban un fragmento del mundo, en el cual se articulaban lo real, las representaciones involuntarias, el modelo idealizado de civilidad que concientemente se pretendía difundir e instaurar. Estos libros no se limitaron a ser contenidos de repetición sino que dejaban interrogantes abiertos e intentaban herir las emociones infantiles para que despertara el ansia de conocimiento y autoformación, tal como lo recomendaban los pedagogos reconocidos y las comisiones evaluadores de textos escolares.