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La importancia de la resistencia inducida ha sido documentada desde el año 1933 por Chester y en 1946 por Gäumann, donde fue demostrado que plantas inoculadas con microorganismos atenuados fueron protegidas contra posteriores infecciones con el mismo patógeno u otro relacionado. La activación de los mecanismos de defensa genuinos fue demostrado más tarde por Ross (1966) y Kuc (1991 y 1995). Ellos demostraron claramente que una infección localizada puede conducir a la resistencia a una posterior infección por diferentes patógenos. La resistencia se expresa localmente en el sitio de inoculación primaria pero también en tejidos alejados al sitio de tratamiento inicial. Esta forma de resistencia inducida fue denominada resistencia sistémica adquirida (SAR) o resistencia sistémica inducida (SIR). Este fenómeno puede ser comparado con la inmunización en animales y humanos, pero con diferentes mecanismos.Las estrategias actuales de control a enfermedades en el cultivo de papa están focalizadas en la aplicación de mezclas de diferentes pesticidas (según el patógeno). Esto produce altísimos índices de contaminación ambiental (suelo y aire) y humana. Es por ello que en la actualidad se están haciendo muchos esfuerzos a nivel mundial para implementar nuevas estrategias de control de enfermedades a través de compuestos compatibles con el medio ambiente y la salud humana. En consecuencia, nuestro objetivo es estudiar las bases moleculares del mecanismo SAR producido por diferentes inductores químicos (Fosfitos, β-amino-butyric acid y a-glucanos) estudiado a través de la cuantificación, distribución temporal y espacial de las moléculas involucradas y el tiempo de persistencia de las mismas en los diferentes órganos de la planta de papa. Esto permitirá en un futuro establecer la extensión práctica de SAR, como así su implementación dentro de estrategias de Manejo Integrado de Pesticidas

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